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Con la excepción de Navarra, que todavía no se ha pronunciado de manera clara, todos los barones autonómicos populares acuden este miércoles a la calle Génova con una postura pactada. Unidad de acción para marcar a Pablo Casado el camino de salida y reclamar ... una solución rápida a la actual dirección con la convocatoria urgente de un congreso extraordinario que dé paso a un nuevo liderazgo. En esa línea se han manifestado este martes casi todos los presidentes del PP en los territorios. Lo han dicho con mayor o menor sutileza, pero pocos con la claridad de la líder conservadora de Cantabria, María José Sáenz de Buruaga, que hasta ayer, lunes, había optado por el silencio y la discreción.
«Uno tiene que saber cuándo termina una etapa y hay que abrir otra. Y uno tiene que saber cuándo toca dar un paso al lado», afirma la jefa de la oposición. Esa misma frase la repitió de manera casi exacta en la ronda de intervenciones que ha realizado por las radios de Cantabria. No ha pronunciado la palabra 'dimisión' como algunos dirigentes históricos, pero tampoco lo hizo el resto de presidentes autonómicos del PP que están en su misma posición.
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En cualquier caso, la cántabra ha ido con su discurso varios pasos más allá que en la jornada anterior. Como todos sus compañeros –algunos incluso con un cambio radical de discurso–, en las últimas horas ha dado una vuelta más de tuerca más a la presión sobre Casado. Si el lunes quedaba alguna duda, este martes se despejó totalmente. ¿Qué debe hacer a su entender el todavía presidente del PP nacional? Sáenz de Buruaga, cuyos enfrentamientos con Génova han sido públicos en los últimos cuatro años, responde con buen tono, como el que se usa para referirse al muerto en un funeral: «Es algo que corresponde decidir a Pablo Casado. Nadie mejor que el presidente, que es el que tiene más altura de miras. Es el que tiene que demostrar más generosidad en este momento para liderar la solución».
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Al menos el inicio de la solución. Porque el PP de Cantabria no solo suscribe las palabras del presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, que encabeza el sector mayoritario que reclama la convocatoria urgente de un congreso extraordinario, sino que defiende que sea el gallego quien asuma los mandos. Quien debe «sin ninguna duda» reconducir el partido. Muy claro: «Creo que es el líder natural y nos tiene a todos detrás. Es un referente moral y político». Buruaga destaca su éxito acreditado en las urnas con cuatro mayorías absolutas consecutivas, su fuerte liderazgo y la conexión con la calle frente al enfrentamiento actual entre Génova y militantes y votantes. Por la vía de la continuidad y los paños calientes «esto no tiene ningún arreglo». «El presidente tiene que saber que ha llegado el momento de abrir una nueva etapa. Pasar página. Es muy doloroso», sentencia.
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Sáenz de Buruaga, que se niega por ahora de hablar del congreso autonómico del PP que estaba previsto para antes de julio –ahora todas las fechas están en el aire– y donde tendría un camino más despejado sin la intervención externa de la actual dirección nacional del PP, afirma que acude hoy a Madrid no para defender la postura de la presidenta del PP de Cantabria, sino la de toda la formación en la comunidad autónoma. Porque de las muchas conversaciones que ha mantenido desde que se desató la polémica entiende que esa es la posición unánime de los afiliados de la región.
Incluso algunos de los dirigentes más cercanos a Casado en Cantabria se han pasado en las últimas horas al bando de los críticos y ya asumen tesis similares a las de Buruaga. El caso más representativo es el de la diputada Elena Castillo, compañera de Diego Movellán en el Congreso. Ambos mantenían hasta este martes una posición única frente a los temas internos. Eso ha cambiado. Mientras que el exalcalde de Camargo sigue fiel a Casado y fue uno de los pocos cargos de confianza que este llamó ayer, lunes, a la sede nacional tras la reunión del Comité de Dirección, Castillo optó por unirse al grupo de parlamentarios que firmó el manifiesto que reclama como solución la convocatoria de un congreso extraordinario de forma urgente. Por el momento, los tres senadores cántabros del PP (Javier Castillo, Amaya Landín y Félix de las Cuevas) no lo han suscrito.
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