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No faltó una referencia sobre la continuidad de la pandemia: «El virus está aquí y sigue amenazando nuestra forma de vivir». Y, sin embargo, todo en el balance de fin de curso realizado este jueves por Pedro Sánchez en la Moncloa -cuando aún quedan algunos ... días de intensa actividad política antes de las vacaciones- rezumó triunfalismo. «Ahora se abre la oportunidad de recoger todos los frutos del esfuerzo realizado, de abrir una etapa de recuperación a todos los niveles para todos; vamos a recuperar nuestra economía, empleo y actividad industrial», prometió.
La fecha elegida para comparecer, como suele ser habitual al final de cada semestre, ante los medios no es casual. Sánchez podría haber optado por la próxima semana, cuando está prevista la reunión de la Comisión Bilateral Estado-Generalitat que acordó reunir en su encuentro del mes pasado con Pere Aragonès y se celebrará el último Consejo de Ministros antes del verano, pero lo hizo este jueves, apenas horas después de que se dieran a conocer la EPA del segundo trimestre, que recoge el mayor aumento interanual de puestos de trabajo en 16 años.
Las encuestas no sonríen en las últimas semanas al presidente del Gobierno, que ya recibió la derrota sin paliativos de su partido en las elecciones del 4 de mayo en Madrid, en las que se implicó como si fueran propias, como un aviso a navegantes. A pesar de la profunda crisis de Gobierno en la que defenestró a los pesos pesados de su gabinete -Iván Redondo, Carmen Calvo y José Luis Ábalos- con el objetivo declarado de pasar página de una etapa, la de la gestión de la pandemia, a la que atribuye el grueso de su desgaste, los sondeos indican que, en el mejor de los casos, a duras penas podrá revalidar la ya de por sí compleja mayoría de la investidura. El PP y Vox suman, en varios sondeos, la mayoría absoluta.
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El balance de Sánchez no fue, de hecho, un balance como tal, una rendición de cuentas con sus luces y sombras, un recorrido por los hitos del semestre. Presumió de que España está a la cabeza de la vacunación entre los 50 países más poblados del mundo («somos medalla de oro», dijo) pero no mencionó que también lidera el ránking de contagios entre los países europeos o que las comunidades autónomas protestan por la falta de un marco legal, prometido hace un año, para poder tomar medidas de contención sin la incertidumbre de si recibirán o no el aval de los tribunales. Se vanaglorió de que, según el FMI, seremos el país que más crecerá en 2022, pero con cuidado de no matizar que nadie cayó tanto en 2020.
Por no hacer, el jefe del Ejecutivo ni siquiera hizo referencia a la que se supone que es su gran apuesta política, el diálogo con Cataluña, ni mencionó asuntos como el fin de la dispersión de los presos de ETA. Ni siquiera aludió a la reciente crisis con Marruecos, aún por solventar, y cuando en los escasos seis turnos de palabra que concedió a los periodistas se le lanzó una pregunta sobre el tema la despachó con una frase en la que apeló a la «discreción» y se refirió al país vecino como «socio estratégico».
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Miguel Ángel Alfonso
Miguel Ángel Alfonso
El acto protagonizado por Sánchez tenía un objetivo, inocular el mensaje de optimismo y confianza en la recuperación al que fía su propia reelección en 2023 y, al mismo tiempo, señalar al PP como oposición obstruccionista, «destructiva», dijo incluso. «Es el momento de que cada uno decida si quiere avanzar o bloquear; no nos vamos a detener y si alguien desea instalarse en la confrontación y el pesimismo no va a encontrar al Gobierno de España», retó.
El jefe del Ejecutivo presumió además de que, pese a su debilidad numérica, ha encontrado hasta ahora el respaldo necesario del Congreso a sus iniciativas (aunque los grupos le acusan de abusar de los reales decretos leyes) y, en un momento en el que los socios empiezan a afilar las uñas con la vista puesta en los Presupuestos, anunció la prórroga del llamado escudo social hasta el diciembre y blandió el informe de rendición de cuentas realizado por una docena de independientes según el cuál ya ha cumplido el 33% de los compromisos de la investidura y ha iniciado el 94%.
Las polémicas de la actualidad las liquidó con rapidez. A 24 horas de la Conferencia de Presidentes de este viernes, lamentó la ausencia del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès, y desdeñó las críticas de la oposición por la falta de contenido real de la cita. «El diálogo -argumentó- es un valor en sí mismo». Igualmente, evitó pronunciarse sobre los avales de la Generalitat a los encausados ante el Tribunal de Cuentas y acusó al PP de bloquear esa y otras instituciones del Estado.
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