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Ander Azpiroz
Miércoles, 27 de diciembre 2023, 19:04
Este jueves se consumará la moción de censura que devolverá a manos de EH Bildu la Alcaldía de Pamplona. El candidato abertzale Joseba Asiron recuperará el bastón de mando municipal que ya ostentó entre 2015 y 2019. Lo perdió tras las siguientes elecciones municipales ante ... la negativa de los socialistas navarros (PSN) a prestarle su apoyo, pese a que la candidata del PSOE María Chivite se hizo con la presidencia de la Comunidad Foral con el permiso de Bildu. En los pasados comicios los conservadores de Unión del Pueblo Navarro (UPN) volvieron a ser la fuerza más votada, aunque de nuevo sin mayoría absoluta. El PSN permitió la proclamación como alcaldesa de la conservadora Cristina Ibarrola como candidata más votada, pese a que Bildu invistió, de nuevo, a Chivite presidenta de la comunidad foral sin imponer condiciones.
El PSOE niega que el cambio de gobierno en el Ayuntamiento de Pamplona signifique un intercambio de cromos por el apoyo de Bildu a la investidura de Sánchez. También el líder de los abertzales Arnaldo Otegi rechaza que se trate de acuerdo alguno, pese a que la presidencia de Chivite pende de la voluntad de Bildu y fue investida sin acuerdos firmados en papel de por medio. Navarra no es baladí. Tras la ola azul del PP en los comicios autonómicos y municipales del pasado mayo, la navarra es la única presidenta socialista de una comunidad autónoma junto al asturiano Adrián Barbón y el castellano-manchego Emiliano García Page.
El acuerdo para la moción de censura, sea tácito o no, siembra por otro lado dudas sobre la relación entre el PSOE y el PNV, más aún en vísperas de unas elecciones en Euskadi en las que los nacionalistas corren serio riesgo, según las encuestas, de perder su hegemonía en favor de la formación de Otegi. Sánchez se ha apresurado a señalar que más allá de Pamplona el PNV, con el que los socialistas vascos gobiernan el País Vasco y mantienen un pacto global a nivel municipal, «son y seguirán siendo el socio prioritario».
A favor del PSOE juega el perfil moderado de Asiron, quien denunció sin tapujos el asesinato por parte de ETA del edil de UPN Tomás Caballero en 1998. El dirigente abertzale condenó entonces «una muerte injusta» y exigió el fin de la violencia terrorista. En contra de Sánchez juega la hemeroteca. «Nunca pactaré con Bildu», señaló el jefe del Ejecutivo en 2015. «Ni siquiera –apostilló– me reuniría con ellos».
El paso dado por los socialistas ha levantado una tormenta que ha trascendido a la política navarra. El PP se ha lanzado en tromba contra el Gobierno de Pedro Sánchez, al que acusa de blanquear el terrorismo. Por su parte, el PSOE, que insistió por la propia voz de su secretario general que nunca daría la Alcaldía de Pamplona a Bildu, esgrime ahora que el bloqueo de la política municipal le ha obligado a tomar una decisión constructiva.
El último episodio en el cruce de acusaciones, insultos y presiones se dio este martes después de que el socialista Tomás Rodríguez renunciase a tomar posesión del acta municipal que dejó vacante Elma Saiz, designada ministra de Seguridad Social, por «constantes ataques y señalamientos». Mientras que desde el PSOE se achacó la decisión de su candidato a una campaña de acoso, desde UPN y el PP se consideró que los propios miembros del PSOE rechazan los pactos con Bildu y por eso prefieren denunciar a sus cargos públicos. María José Blasco, la siguiente candidata en la lista socialista anunció poco después su renuncia al acta «por cuestiones laborales». En cualquier caso, los números le dan a Bildu. Asiron será elegido alcalde siempre y cuando no haya sorpresas en las filas socialistas, toda vez que Geroa Bai, filial navarra del PNV, le ha garantizado su apoyo.
Lo cierto es que más allá de la capital navarra, socialistas y abertzales continúan firmando acuerdos en Madrid. El último se anunció este mismo 26 de diciembre con la paralización de los desahucios a lo largo del próximo año. En Ferraz se mira más allá de Navarra. UPN solo cuenta con un diputado, irrelevante frente al apoyo de los cinco representantes de Bildu en la Cámara baja. De hecho, los conservadores navarros ya votaron en septiembre contra de la investidura de Sánchez, lo que no impidió su permanencia en la Moncloa.
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