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melchor saiz-pardo
Jueves, 8 de diciembre 2016, 07:44
¿Existe corrupción entre algunos agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) en África? Los propios servicios secretos reconocen oficialmente no saber exactamente qué está pasando y arguyen que siguen investigando. Una sentencia de un asunto de supuesto acoso laboral en el Tribunal Superior de ... Justicia de Madrid (TSJM) ha terminado por sacar a la luz que el CNI investiga, al menos desde el año 2013, presuntos desmanes económicos en la «terminal» (sic) de los servicios secretos españoles en la capital senegalesa, Dakar.
Se trata de una antena especialmente sensible para el espionaje español en el norte de África, responsable de recabar información de primera mano de las mafias de la inmigración y, sobre todo, de los dos grupos yihadistas en el Sahel, Al Qaida en el Magreb Islámico y de la franquicia del Daesh en el norte de África, Jund al-Khilafa.
La resolución de la Sala de lo Contencioso-Administrativo que firma el magistrado Rafael Sánchez Jiménez, con fecha del pasado septiembre pero que ha sido notificada estos días es especialmente parca a la hora de dar detalles. La sentencia no explica a las claras qué tipo de «irregularidades que afectan a la gestión económica» de los espías en Dakar se están indagando, pero revela la existencia de un expediente. La legislación del CNI avala el secretismo extremo también judicial de las actividades de La Casa y de la forma en que se maneja el dinero incluidos fondos reservados por parte de sus agentes, que solo están auditados de manera interna. Pero la demanda laboral de un exespía contra el Ministerio de la Presidencia que dirige Soraya Sáenz de Santamaría y del que depende el CNI ha hecho saltar la liebre.
Acoso laboral
El demandante había denunciado al CNI por supuesto acoso laboral y por no escuchar sus denuncias sobre «dos supuestos robos e irregularidades cometidas por sus jefes en Dakar» desde 2010. Para contrarrestar estas graves acusaciones y salvar el buen nombre del jefe de División de Seguridad de la «terminal» (al que el denunciante acusaba de prevaricación y de omisión del deber por no haber perseguido esos supuestos delitos) los servicios secretos han tenido que demostrar que, lejos de desoír las advertencias del supuesto represaliado, hay en marcha pesquisas internas desde 2013, que de momento no han dado sus frutos a pesar del tiempo transcurrido desde entonces.
La investigación interna se ha hecho denominar «información previa 3IP/2013» y explica la sentencia es «secreta y reservada». De los avances de esta investigación sobre esas supuestas irregularidades económicas desvela el fallo solo está siendo informada la secretaria general del CNI, Beatriz Méndez de Vigo, la hermana del ministro de Educación y portavoz del Gobierno, a la que el propio denunciante llegó a enviar tres escritos en noviembre de 2013 informándole personalmente de las supuestas irregularidades. Unas cartas que fueron las que dieron lugar a que fuera castigado por «grave desconsideración con superiores» y «manifestaciones contrarias a la disciplina debida».
La resolución del TSJM recoge (y da por bueno) el testimonio de dos miembros de La Casa, a los que solo se identifica con números. El primero de estos espías «manifiesta que la información remitida por el recurrente fue incorporada a una investigación en curso sobre la terminal de Dakar, que se envió a la señora secretaria general un informe de actualización de dicha investigación con los datos aportados por el recurrente y que la investigación está abierta». «No es cierto que se le haya restado importancia a los hechos denunciados por el recurrente, si bien no se consideró necesario tomar declaración a personal ajeno al centro. Insiste (el testigo) en que sigue abierta la investigación relativa a las irregularidades que afectan a la gestión económica de dicha terminal. Y que hasta ahora no se ha encontrado responsable», abunda la sentencia.
El segundo de los agentes secretos llamados a declarar en esta causa «corroboró» el testimonio del primero, «concretamente en lo atinente a la existencia de la investigación sobre la oficina de Dakar, la colaboración prestada por el recurrente y los informes entregados por éste».
Los magistrados zanjan que no hubo ningún tipo de responsabilidad del jefe al que denunció el exagente por su supuesta dejadez a la hora de perseguir este supuesto caso de corrupción . Pero los jueces insisten en que todavía no se ha aclarado qué ha pasado con el CNI en Senegal. «Una investigación que sigue abierta», concluyen los togados en tono misterioso y sin aportar más datos de lo que está sucediendo o ha sucedido en esa «terminal».
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