Los últimos escuderos de Casado

Fue una fidelidad televisada l miércoles, cuando Casado terminó su interpelación a Pedro Sánchez en la sesión de control al Gobierno que acabó convertida en su epitafio –«entiendo la política desde la defensa de los más nobles principios y valores», afirmó–, antes de levantarse de su escaño y marcharse como cuatro años antes había hecho su antecesor, Mariano Rajoy. En ese momento Montesinos, Beltrán y Terol se apresuraron en seguir a su líder convirtiéndose en los escuderos de su adiós político.

Ya estaba todo perdido, pero Pablo Montesinos (Almería, 1985) seguía manteniendo el miércoles por la noche, delante de la sede popular de Génova, que «Casado es el presidente que necesita España». A la mañana siguiente, cuando el todavía líder del PP intervenía por última vez en el Congreso, su mirada vidriosa reflejaba la tristeza de un hombre leal y, al mismo tiempo, el asombro al descubrir la cara más oscura de la política, la de la traición. Fue el primero en levantarse de su escaño cuando Casado embocó la salida del hemiciclo, sin mirar atrás.

El vicesecretario de Comunicación de los populares llegó a la política en julio de 2018, de la mano de un recién elegido Pablo Casado. Fue una apuesta personal por ser, anunció entonces su jefe, «un gran fichaje y un gran patriota». Criado en Málaga, periodista especializado en cubrir la información del PP que acabó convertido en prolífico tertuliano televisivo y defensor de su futuro partido en los platós, consiguió en su primera cita electoral un escaño de diputado por Málaga como cabeza de lista, que conservó tras la repetición de las generales el 10 de noviembre de 2019. Basta repasar la hemeroteca fotográfica de la legislatura y las campañas electorales para comprobar que Montesinos solía figurar siempre entre los más cercanos del presidente popular. El viernes reconocía que lo que ha vivido en los últimos días «ha sido muy duro» y seguía repitiendo que su jefe «cumplió su palabra en defensa de España y de este partido». «Las decisiones se han tomado y yo no voy a decir nada más», zanjó.

La presidenta del PP navarro y vicesecretaria nacional de Organización del partido, Ana Beltrán (Zaragoza, 1966) estaba «atónita y dolida» el miércoles por la mañana, cuando la hemorragia en el partido ya era imparable. «Le han abandonado uno a uno», lamentaba tras ver saltar del barco al alcalde de Madrid y portavoz Nacional, José Luis Martínez Almeida, o a la secretaria ejecutiva del PP en el Exterior, Ana Vázquez.

Diplomada en Turismo, desde 1992 hasta 2012 fue directora gerente de la bodega de su familia. Después, decidió dedicarse en cuerpo y alma a la política. Por su experiencia laboral fue elegida empresaria navarra del año en 2008, fecha en la que también se afilió al Partido Popular.

El 25 de marzo de 2019 Pablo Casado la designó en el quinto puesto de la lista electoral del PP por Madrid para el Congreso de los Diputados, manteniéndose al frente del PP de Navarra al mismo tiempo. El 30 de julio de ese mismo año la junta directiva nacional, que ahora deberá determinar su encaje en la cúpula de transición del partido, la nombró vicesecretaria de Organización.

Casado había confiando en Beltrán cuando necesitó reforzar el departamento que controla el partido. Alguien que desconocía el territorio, según los barones, pero que en menos de dos años se ha hecho un nombre, siempre de la mano del ya exsecretario general de la formación, el criticado Teodoro García Egea. «Casado no se merecía este final. No era necesario el ensañamiento público que ha habido con él», se ha dolido la dirigente navarra.

Colega de Pablo Casado desde la época en la que compartían militancia en Nuevas Generaciones con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, centro de la pugna interna en el partido. Tanto, que no es raro ver a los tres juntos en fotos de juventud. Ingeniero Industrial de formación, Antonio González Terol (Cartagena, 1978) se convirtió en 2015 en el segundo alcalde más votado de España en municipios de más de 50.000 habitantes tras el de Vigo, el socialista Abel Caballero. Renovó así su mandato como regidor de Boadilla del Monte (Madrid), donde el PP siempre ha obtenido unos óptimos resultados electorales. En algún momento sonó para la presidencia del PP de Madrid, pero el aún líder del partido se acabó decantando por Ayuso.

Estuvo también junto a Casado en el congreso que le aupó en julio de 2018 a la presidencia del partido, en un momento político marcado por el éxito de la moción de censura contra Rajoy y la reconstrucción del partido, cuya imagen estaba muy lastrada entonces por la corrupción. Hasta el miércoles defendió «la prudencia y buen juicio» de Casado en el manejo de la crisis desatada por las denuncias contra Díaz Ayuso y su hermano por la operación de las 250.000 mascarillas en la primera ola de la pandemia. Sin embargo, el jueves, una vez confirmado que el presidente popular dejará el cargo en abril, empezó a buscar acomodo en la nueva dirección del PP: «Ahora toca trabajar todos juntos en ese gran proyecto detrás de Feijóo».