Un compañero fiel, siempre dispuesto a colaborar sin límites de dedicación

Ya no podrás ir a tu feria de Jerez, ni con tus colegas granadinos o canarios donde empezaste a ejercer la docencia, lugares que tanto aportaron a tu vida, ni, por supuesto, por las callejas ya vacías de Puentenansa donde tus parientes y amigos te echarán mucho de menos. Y qué decir de tus hijas, Ana y Maite, a quienes arropabas día sí y día también, que hoy lloran desconsoladas tu ausencia.

Prolífica ha sido tu vida, pero breve, demasiado breve, tu jubilación recientísima. La mala fortuna ha querido truncar tu existencia, dejando tan tristes a los tuyos, en especial a tu esposa Maite, pues eras el pilar fundamental de tu familia. Siempre juntos, siempre unidos. Quedamos huérfanos de ti. No hay palabras para el consuelo. Aquí nos quedamos con los buenos recuerdos que vivimos junto a ti pero con la tristeza de tu inesperada partida. Te recordaremos siempre como lo que fuiste: una bellísima persona que nos abandonó antes de tiempo. Allá donde te encuentres, amigo Mauri, feliz singladura. Nos quedamos con el consuelo de tu recuerdo permanente.