![Una vida dedicada a la enseñanza en la comarca de Liébana](https://s2.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/2023/11/08/88833773-kkwH--1200x840@Diario%20Montanes.jpg)
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Dedicó toda su vida profesional a la enseñanza, siendo maestra de escuela en Liébana, la comarca que la vio nacer. Sara González se curtió en las aulas de la España rural de mediados del siglo XX enseñando a muchas generaciones de niños y niñas lebaniegos, ... con autoridad, pero con responsabilidad al ser consciente de que esos alumnos podían tener así unos conocimientos que les permitiesen afrontar su vida laboral en una época en la que Liébana tenía difíciles comunicaciones y en la que la agricultura y la ganadería eran la base de la subsistencia de la mayoría de las familias.
Sara nació en Lebeña (Cillorigo de Liébana) en 1935 en el seno de una familia de seis hermanos. Cuando contaba seis años fue a estudiar a Santander al colegio Purísima Concepción y, más tarde, cursó Bachillerato interna en las Teresianas y Magisterio en la Escuela Normal.
Al concluir la carrera, se presenta a las oposiciones, obteniendo el número dos de su promoción. Siempre quiso a Liébana y a sus gentes y, por ello, decidió que su vida profesional iba a estar ligada a la comarca donde nació. Su primer destino fue la escuela de Trillayo (Cillorigo de Liébana) donde permaneció dos años. Al finalizar su trabajo diario en la escuela, impartía clases nocturnas a algunos niños huérfanos que trabajan con el ganado y no podían asistir durante el día.
De Trillayo, Sara fue trasladada a Argüébanes (Camaleño) donde estuvo quince años. En aquellos inviernos fríos, los niños llevaban una lata con brasas desde casa, para poder calentarse, lo que da una idea de la dureza de esos años.
En el curso 1974-1975 Sara comienza a trabajar en las escuelas de La Serna, en Potes, donde permaneció hasta 1978. Cuando se construye la concentración escolar en la villa, a ella acuden los niños de los pueblos y entra en funcionamiento la Escuela-Hogar. Posteriormente, se levanta el colegio Concepción Arenal, donde comienza a dar clases y, dos años, después pasa a ser directora del centro, cargo que desempeñará durante catorce años. En 1982 recibe la Cruz de Alfonso X el Sabio por su aportación a la enseñanza en el medio rural. Después de ejercer la docencia durante tres años en el Instituto Jesús de Monasterio de Potes, le llegó su jubilación, en el año 2000, tras 43 años de docencia.
Sara repetía con frecuencia que en aquellos años «había un gran respeto por parte de los alumnos y una gran vocación de enseñar por parte de los maestros porque éramos conscientes de que nuestro trabajo iba a ayudar a muchas generaciones de lebaniegos a salir adelante».
Persona religiosa y creyente, cofrade de la Santísima Cruz al igual que toda su familia, Sara deja un recuerdo imborrable por haber sido un ejemplo entre las personas que nos hemos dedicado a la enseñanza.
Mi más sentido pésame a sus hijos, nietos y resto de familia.
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