El gol de París
El regreso de Gonzalo Colsa a los Camposde Sport evoca a los aficionados verdiblancosel recuerdo de una temporada mágica
Raúl Gómez Samperio
Domingo, 12 de marzo 2017, 08:12
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Raúl Gómez Samperio
Domingo, 12 de marzo 2017, 08:12
No importa con quién venga ni a dónde irá. Cuando Gonzalo Colsa regresa a El Sardinero (su casa en el más estricto sentido de la palabra), siempre nos traerá la evocación de aquel derechazo imparable, su carrera de júbilo sorteando los abrazos de sus compañeros ... y los ganchos al aire para celebrar el gol de la parábola más hermosa y certera que puede alcanzar un balón de fútbol para un racinguista.
La jugada parecía insignificante. En realidad parecen insignificantes todos los detalles previos al estallido de un gran acontecimiento. Marcano había llegado con el balón a la esquina izquierda del ataque racinguista y su única salida fue centrar al área donde merodeaba Tchité. Pero el balón no llegó a su destino. El lateral del equipo francés desvió el pase con el pie y el rechace lo controló Pereira en el vértice del área. La insignificancia continuó cuando el pequeño e inquieto jugador no quiso complicarse la vida y, mientras se desmarcaba, le entregó al primer toque la pelota a Óscar Serrano. Pero Serrano no quiso combinar con Pereira. Una presencia amiga desde atrás reclamaba la oportunidad de convertir la insignificancia en un torrente de trascendencia. Así que Serrano sólo tuvo que poner el balón en medio de aquella corriente. Y Gonzalo Colsa no se precipitó. Calculó a la perfección la distancia y la trayectoria del balón para en el último momento, con el exterior de su pie derecho, descargar desde fuera del área toda la furia que puede contener el alma de un futbolista.
Gonzalo Colsa (Santander, 1979) fue un futbolista precoz, de esos que a los cinco años ya tenía equipo donde defender la camiseta, aunque con esa edad tenía que conformarse con el fútbol sala o la playa. Jugó en el Parayas, Canda Landáburu, Perines, Peña Vicente Miera y Bansander antes de formar parte de la cantera del Racing en la categoría cadete, justo en la temporada 1993-94, en la que el Racing, capitaneado por su ídolo, Quique Setién, volvía a jugar en Primera División. En el Racing, mientras estudiaba en el colegio Calasanz, enriquecería su promesa de valor deportivo. Fue internacional sub 16, sub 17, sub 18 y sub 20, formando parte del equipo campeón del mundo de esta última categoría al ganar en la final a la selección japonesa por 4-0, en Nigeria. Estudiante de Empresariales en la Universidad de Cantabria, también sería uno de los componentes de la selección española que logró la medalla de oro en la XX Universiada, al derrotar en la final a la selección italiana. También sería internacional en la selección sub 21.
Su trayectoria como internacional iría acompañada por una sólida progresión dentro del Racing. Con el filial verdiblanco ascendió a Segunda División B en 1997, compartiendo equipo con jugadores como Ismael, Munitis y Neru, entre otros. Ese mismo año, el 3 de diciembre, debutaría con el primer equipo del Racing en un partido de Copa ante el Osasuna. El entonces entrenador, Marcos Alonso, alinearía a Marcos; Tais (Arpón), Diego López, Merino, Sietes; Guerrero, Abeijón (Txema), Colsa (Correa), Ismael; Nando Co y Bestchastnykh. Tras debutar semanas después en Primera División, fue cedido al Logroñés (1998-99), para regresar de nuevo a los Campos de Sport hasta 2001, año en el que sería nombrado mejor jugador del Racing, obteniendo el Trofeo Chisco de RNE y traspasado al Atlético de Madrid, con el que ascendería a Primera División en 2002. Del club colchonero pasaría a jugar cedido en el Valladolid (2002-03) y luego en el Mallorca (2003-04), donde disputaría varios partidos de la UEFA. Regresó al Atlético de Madrid para jugar en las temporadas 2004-2006, hasta que decidió volver a Santander enriqueciendo la plantilla del Racing con otros hombres curtidos y con experiencia como Pedro Munitis y Luis Fernández. Fue uno de los hombres clave para alcanzar en dos ocasiones las semifinales de la Copa del Rey en 2008 y 2010 y la clasificación para disputar la UEFA en 2008.
No importa con quién venga ni a dónde irá. Cuando Gonzalo Colsa regresa a El Sardinero, siempre nos traerá la evocación de aquel derechazo imparable, su carrera de júbilo sorteando los abrazos de sus compañeros y los ganchos al aire para celebrar el sueño de una competición europea que sólo fue eso, un sueño, aunque siempre nos quedará París, el inolvidable viaje de tantos y tantos cántabros que tomaron la Torre Eiffel y aquel gol de Gonzalo Colsa que sigue entrando en la portería para retener su emoción y recibir hoy en el campo a un racinguista ejemplar.
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