Un 2022 agridulce
EDITORIAL ·
Hace un año se esperaba salir con claridad de la pandemia y emprender una intensa recuperación económica, pero los resultados no han sido tan convincentes ni en lo sanitario ni en lo productivoSecciones
Servicios
Destacamos
EDITORIAL ·
Hace un año se esperaba salir con claridad de la pandemia y emprender una intensa recuperación económica, pero los resultados no han sido tan convincentes ni en lo sanitario ni en lo productivoHace un año, otra onda de covid-19 amargó la Navidad a los cántabros y los vio inmersos en nuevas restricciones a la sociabilidad. Los kits para las pruebas de antígenos se agotaron y los centros que realizaban los testajes registraron largas colas. Hubo un ... impacto moral y económico de esta situación. Sin embargo, la onda pasaría y se esperaba, generalizadamente, la normalización sanitaria y una consolidación del avance económico, en parte por la difuminación de la pandemia, en parte por la afluencia de fondos europeos. El significativo repunte de los precios a partir del verano de 2021 se consideraba pasajero y que no habría de causar daño duradero en el poder de compra de hogares, empresas e instituciones.
Pero el sistema sanitario cántabro y su contexto de salud pública no se recuperaron tan fácilmente. Durante el primer semestre, Cantabria fue la región española con mayor incremento de la mortalidad. La disrupción ocasionada por el covid en el funcionamiento hospitalario provocó unas listas de espera que será muy complicado reabsorber con la agilidad necesaria. Esas listas suponen no solo sufrimiento, y costes económicos en el caso de las bajas laborales, sino también incremento de los riesgos de agravamiento de patologías o incluso de mortalidad. La pandemia, además, vino a dejar en evidencia la fragilidad de la Atención Primaria, cuyos facultativos convocaron una huelga para exigir tiempos mínimos de dedicación a los pacientes. Por otro lado, el centro de terapia de protones, que se había planteado como de urgente realización con cargo a los fondos europeos implementados con motivo del covid, siguió una tramitación tan sinuosa, que su financiador único, de momento, es el contribuyente de Cantabria, mientras otros equipamientos similares en España serán donados por el mecenas Amancio Ortega bajo coordinación del Ministerio de Sanidad. Los tiempos de entrada en funcionamiento se han retrasado enormemente. Una gestión discutible para un proyecto que venía de la legislatura anterior y que, cuando acabe esta, distará mucho de estar ejecutado.
En cuanto a la economía, la invasión rusa de Ucrania aceleró la inflación, perjudicando tanto a varios sectores empresariales clave (que con esos países comercian), como a los consumidores domésticos y a las propias administraciones. Ha habido una pérdida clara de poder adquisitivo y, pasado el verano, la reacción de las autoridades monetarias, dirigida a controlar los precios subiendo el tipo de interés del dinero, ha ido estrechando el margen de maniobra de muchas empresas. Para la industria de Cantabria intensiva en energía o afectada (además) por problemas de suministro de materias primas, ha sido un año terrible, lleno de ERTEs y paralizaciones de actividad. Estas debilidades se han hecho sentir muy singularmente en la comarca de Campoo que, como en viejos tiempos, se ha echado a la calle reivindicando certidumbre para la industria de la comarca. No hay que olvidar que la industria supone cerca de un 20% del PIB cántabro y es el principal empleador de la región, tanto directo como indirecto. La situación es altamente inquietante, con grandes firmas adoptando medidas drásticas. Y un año más concluye sin que estén operativas grandes iniciativas como La Pasiega, nuevos parques eólicos y otros proyectos de orden industrial que llenan las hemerotecas.
El lado positivo lo aportó el turismo, con su derivada comercial. La sensación de más seguridad y la normalización del viaje originó un verano récord, inyección más que bienvenida. Asimismo, el Puerto de Santander logró poner en marcha un programa importante de inversiones, destacando la nueva terminal de contenedores, si bien los problemas de tráfico marítimo internacional no han permitido cerrar este año con unas cifras óptimas.
En suma, 2022 ha sido un año social y económicamente agridulce, pues a una evolución positiva de la pandemia y de la economía general se han sobrepuesto procesos de deterioro patente, tanto en la sanidad como en la producción. Algunas causas han sido exteriores, pero, ¿todas? Confiemos en que 2023 quiera cumplir algunas de las promesas no satisfechas en 2022.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.