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El segundo pecado capital 2.0 es la adicción a las nuevas tecnologías que, por otro lado, ya no son tan nuevas, si bien el calificativo de modernidad parece que les da un marchamo de distinción. ¿Qué tiene de malo la tecnología? Como todo, con ... moderación, no es ni bueno ni malo, es útil o inútil. Bienvenida sea la tecnología que nos facilita ámbitos como la rapidez en la conexión con otras personas, en la comunicación, en la ejecución del trabajo, en los viajes o en las compras. Pero cuando abusamos de sus prestaciones, es así con todo, se convierte en algo que nos supera y de lo que llegamos a depender y entonces entramos en adicción y si nos privan de ello pasamos a tener síndrome de abstinencia y sufrimos por su carencia; ahí hay adicción, exceso y pecado, excluyendo todo simbolismo religioso al respecto.
Smartphones, tabletas y portátiles son los cauces y correos electrónicos y, sobre todo, las redes sociales y los chats son el flujo por el que discurre buena parte del tiempo de ocio y también del laboral. Según la Encuesta sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación en los Hogares, INE (Noviembre 2022), utilizamos internet, de media, siete horas al día, de las cuales cerca de dos horas y media se corresponde con el uso de redes sociales. La encuesta está realizada en personas de 16 a 74 años. Un simple cálculo sobre nuestro propio uso de estos dispositivos nos puede aportar información sobre los excesos de otros usuarios. Y, sin duda, los que sufren con más intensidad la adicción a estos dispositivos son los adolescentes, que son los más sometidos a la tiranía de la imagen y la apariencia. En el blog Quirón Salud de la Clínica Quirón de 11 de enero de 2022 se puede leer: «Algunos factores de riesgo que pueden predisponer a que un joven sea vulnerable a la adicción son: Personalidad impulsiva, búsqueda de sensaciones, baja autoestima, afrontamiento inadecuado ante las dificultades, estado de ánimo triste, ansioso o irritable, falta de afecto o pocas relaciones sociales». Toda esta sintomatología es el caldo de cultivo para que anide la adicción y por tanto la insatisfacción vital y la tremenda dependencia de la no aceptación social cuando se produce el rechazo. Precisamente en el caso de los jóvenes, antes de llegar a tener que entrar en centros de desintoxicación como en Japón, es oportuno que puedan disponer de fines de semana o de campamentos de verano desprovistos de dispositivos, relacionándose de la manera más pura que existe, cara a cara, compartiendo gestos y sonrisas, libres de la eterna demostración y en comunión con lo que está grabado en nuestros genes, la conexión con la naturaleza.
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