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Más egos

Todos los pecados que experimentamos nacen de nuestra inseguridad

Domingo, 13 de agosto 2023, 07:39

Probablemente el pecado más capital de todos los que podemos padecer sea el de la envidia, por un triple motivo. La envidia perjudica al que la siente en sus carnes, ese perjuicio es cierto, pues la insatisfacción ante la carencia propia, en comparación con los ... supuestos excesos ajenos, deseados con anhelo, quien lo padece, lo sufre con inusitada intensidad. El segundo efecto, más que probable, es el perjuicio del envidiado, que recibirá todos los dardos del que envidia para tratar de limitar los logros o conquistas que este reciba. Pero hay un tercer factor y es que, en la envidia, es en donde más pecamos sin ser conscientes de que lo estamos haciendo porque, en el fondo, no le arrebatamos nada al envidiado, le quitamos o tratamos de arrebatarle lo que consideramos que nos es merecido y, por tanto, no nos sentimos mal, tras este exceso, como en el resto de los pecados. El último de los caballos de batalla pecaminoso es la pereza, el otro pecado atípico que lo único que persigue es la comodidad, el ahorro de esfuerzos, seguramente vinculada con la falta de necesidades reconocidas y que, por tanto, para qué movilizarnos si, o bien tenemos ya todo lo necesario o simplemente no tenemos esperanzas de conseguir nada más y, ante ello, ¡para qué moverse!

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