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Menchu, mi amor de siempre, cumple años en Epifanía. No diré cuántos para no pecar de indiscreto. La Iglesia conmemora la Adoración de los Reyes Magos. Y un servidor, el regalo que el cielo me hizo en el ya lejano venturoso día en que mi ... santa vino al mundo secretamente destinada para mí. Las muchas epifanías que juntos hemos consumido, compartiendo el oro, el incienso, la mirra y su ausencia, nos han procurado un sentimiento común de la vida en el que lo singular no cabe. Tuyo y mío son términos que nos tenemos prohibidos. Nada hay entre nosotros que no sea nuestro. Las noches, los días, los años, las estaciones, los hijos, los nietos y cuanto por ellos nos va llegando, el suelo que hollamos, el aire que respiramos, el mar en el que volitivamente nos ahogamos para sobrevivir abrazados al ahogo. Es difícil explicar lo inexplicable a quienes al primer tropezón cortan relación y se internan en el jardín de los caminos que se bifurcan.

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