Argayos y lo demás

Después, la respuesta será eficaz si somos capaces de responder con veracidad y prontitud a las demandas presentadas. Y estos días con motivo del argayo de La Montaña recordé que hace ya bastantes años la única vía de entrada y salida que teníamos para Bilbao era aquella famosa cuesta. De nada valía desesperarte detrás de un camión ni quejarte de los baches. El cortejo era inevitable.

Por fortuna las cosas han cambiado y hoy tenemos unas rondas envidiables por otros pueblos tanto para peatones como para vehículos, pero con la historia de este argayo del pasado enero da la impresión de que solo nos acordamos de La Montaña por San Blas.

Con evidente acierto peatonalizamos las calles del centro de la ciudad, tratamos de hacerla más humana y lograr así una mejor convivencia, pero nuestro municipio debe atender con el mismo cariño los barrios residenciales y rurales periféricos.

Como no tenemos puerto no hay polizones, bueno, quizás La Inmobiliaria no diga lo mismo, pero a la nueva Corporación no le va a faltar otro tipo especial de argayos que solucionar y no precisamente de tierras y pedruscos. Están en la mente de todos. ¿Tendremos que recordar una vez más ese cinturón de vías que constriñe nuestra ciudad? Y me sigue doliendo nuestro Palacio Municipal que casi enseñamos a quienes nos visitan como las ruinas de un pasado no muy lejano.

¿Acabará siendo nuestro valle un parque temático industrial? Lo cierto es que a veces: 'unos por otros y la casa sin barrer'. Menos mal que viendo el nuevo parque infantil de La Llama lleno de niños renació mi esperanza. Esos jóvenes son promesa de mañana y nuestra mayor riqueza. ¡Que no se vayan! ¿Y de la Gimnástica no decimos nada? En la vida –el deporte es vidA– tampoco faltan baches…, entusiasmo no le falta, tiene juventud –el tesoro más preciado–, ¿por qué no va a ser de nuevo campeón en su grupo?