Buruaga, esa desconocida
Como buena funambulista que es, María José resistió a todo y a todos. Además, yo siempre he creído que tiene 'potra'
Avelino Cuartas
Lunes, 26 de junio 2023, 09:56
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Avelino Cuartas
Lunes, 26 de junio 2023, 09:56
Con el resultado de las pasadas elecciones, María José Sáenz de Buruaga se convertirá en la primera mujer presidenta de Cantabria, hito del que pretendo reflexionar desde mi conocimiento de más de treinta años que ha derivado en una amistad por encima de la política ... con la líder del PP, esa gran desconocida.
Conocí a María José en 1995. El PP de Suances había ganado las elecciones municipales y ella era concejala de Urbanismo allí. También codirigía un despacho de abogados con mucho trabajo. Todo cambió dos años después, cuando el PP de Suances se rompió produciéndose una escisión en el Ayuntamiento. No voy a entrar en el motivo de la ruptura, todos podían tener algo de razón. Pero las consecuencias derivaron en la marcha de María José y en su primera 'decepción' política, pues se sentía traicionada y yo fui su paño de lágrimas. Si la repercusión política fue grande, también lo fue la profesional. En los sucesivos meses fue perdiendo clientes en su despacho, con las consecuencias económicas que eso le conllevó.
En las elecciones de 1999, María José fue candidata a la Alcaldía de Suances y, como la dirección regional del PP de Cantabria sabía que no podía ganar, la incluyó en la lista al Parlamento. Durante los siguientes años fue una diputada muy eficaz, tenía una gran capacidad de trabajo y era muy meticulosa.
Fruto de su labor en el Parlamento y de sus capacidades para relacionarse en el PP, el entonces alcalde de El Astillero y recién elegido presidente del partido la nombró secretaria regional. Ignacio Diego le confió la coordinación y potenciación de la estructura municipal del partido. No olvidemos que el PP no gobernaba en aquellos años.
María José cumplió con ese cometido y, tras una campaña de más de siete años, el PP ganó las elecciones en 2011 con mayoría absoluta. En un escenario de recesión, y con una deuda enorme, se sometió al Gobierno regional a un durísimo 'Plan de Ajuste' que generó tensiones a todos los niveles. En las siguientes elecciones se perdieron la mayoría absoluta y el Gobierno.
En ese Ejecutivo regional, María José era vicepresidenta y consejera de Sanidad, y con el impulso conjunto con el presidente Diego se culminó Valdecilla. Ella, que ha tenido siempre una gran preocupación por la Sanidad, logró un acuerdo unánime con todos los sectores que, después, los siguientes gobiernos no quisieron ejecutar.
Tras la pérdida del Gobierno, y de muchos ayuntamientos, en las elecciones del año 2015, se desató una guerra interna por el control del partido. Es un asunto del que, excepto hoy, no hablo pues me trae malos recuerdos. El enfrentamiento entre Ignacio Diego y Sáenz de Buruaga fue a 'cara de perro' y sus consecuencias aún se arrastran.
Yo voté por ella por amistad, pero siempre valoré, y sigo valorando, a Ignacio Diego. Había gente válida en los dos grupos, pero ganó Buruaga por cuatro votos y el partido se quebró.
No quiero reabrir heridas, muchas de ellas aún no restañadas, pero tengo que decir que después del Congreso regional hubo un grupo de personas que no aceptó el resultado e inició una campaña de descrédito contra ella. Una campaña asquerosa, denigrante, machista…
Como partido nacional que es, el PP está sujeto a la disciplina de Madrid. Y si en Madrid toca un inútil al mando se derivan consecuencias nefastas.
Así, un grupo de cargos del PP comenzó su campaña en Madrid para desacreditar a Sáenz de Buruaga, y consiguieron que se nominase candidata a una conocida atleta, orgullo para su región, pero no dotada para la vida política. La atleta tuvo que renunciar por la repercusión de una entrevista que produjo gran controversia y Madrid tuvo que llamar a María José para repescarla. A mí me sorprendió que aceptase la propuesta y recuerdo que la pedí que no lo hiciera. «Lo haré por responsabilidad, es mi partido», me respondió.
Ella sabía perfectamente que, con un partido dividido y sin ánimo, iba derecha al matadero. El batacazo se produjo en 2019 y, claro, las culpas fueron para ella. Pero, como buena funambulista, ella resistió a todo y a todos. Además, yo siempre he creído que tiene 'potra'.
Luego llegó Feijóo, un político con sentido común que ha valorado su trayectoria y dedicación y ha confiado en quien va a convertirse en la primera mujer presidenta de Cantabria.
Ello, con la abstención de Revilla. Eso es bueno para los dos. Para Revilla porque gana tiempo para estudiar cómo prepara la transición en su partido, y para María José, que, de paso, le hace un magnífico regalo a Feijóo. Además, de momento, será difícil que ella se entienda con Vox, partido donde están enemigos tradicionales suyos. Todos ganan, pero sobre todo, y como siempre, María José Sáenz de Buruaga.
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