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Durante las conversaciones que he sostenido con candidatos a cursar nuestro grado en Ingeniería Informática, además del gran interés por estos estudios también pude darme cuenta de que hay una fuerte asociación entre esta carrera y la programación. Esto no es malo, porque la programación ... es parte medular de esta disciplina, pero no es la única, ni tampoco en la que debamos concentrarnos más. Fue durante uno de estos coloquios, intentando hacer llegar el mensaje de un modo sencillo, que surgió una asociación libre que acuñé lúdicamente bajo el título de parábola de la barbacoa:
Supongamos que nos apetece hacer una barbacoa. El hecho de querer hacerla ya es una idea de partida. Hemos de tener en cuenta una serie de consideraciones, como por ejemplo, cuándo la haremos, dónde la haremos, a quiénes vamos a invitar. Habrá que avisar a los invitados para consultar su disponibilidad, y de ser necesario ajustar el cuándo y el dónde. Con el sitio y los invitados en mente toca pensar en lo que vamos a preparar: habrá que hacer una lista de lo que hace falta y, con la debida antelación, acercarnos a realizar las compras. Llegado el día preparamos el lugar, recibimos a los invitados, encendemos las brasas, esperamos el momento de comer. Y llegados aquí es cuando hacemos la barbacoa...
Vamos sirviendo -seguro que alguien nos ayuda- y procedemos a comer acompañados de una buena conversación hasta la sobremesa. Así se nos pasa el tiempo hasta que termina la reunión y es hora de recoger todo, mientras vamos haciendo un repaso mental del evento: nos queda lo bueno y lo que podríamos mejorar para la próxima ocasión.
Si nos fijamos, mientras describíamos lo que viene a nuestra mente cuando pensamos en todo lo que implica una barbacoa, hemos repasado un conjunto heterogéneo de actividades en los que la barbacoa apenas ha sido el momento en el que estábamos frente al fuego. No más de 20 o 30 minutos de un período de tiempo total, desde la idea inicial hasta lavar los platos, no menor a uno o dos días. Múltiples actividades, pero al conjunto le llamamos barbacoa.
Algo parecido pasa con la Ingeniería Informática: aunque es habitual asociarla a la programación, lo cierto es que trae muchos más conceptos. Implica la detección de necesidades, priorización del orden para resolverlas, captación de requisitos, análisis del problema, diseño de soluciones, desarrollo (aquí sí, programación, aunque no solo eso), pruebas, implementación, mantenimiento, seguimiento, control, reingenierías y vuelta a empezar... Este enfoque resulta más importante de lo que parece, teniendo en cuenta que programar es una actividad que forma parte de un proceso más amplio, que es necesario entender y dimensionar en su correcta medida, en su adecuado momento y en su aporte de valor a la solución completa que planteamos.
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