Vox busca su hueco en la Cantabria rural
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El partido de la derecha radical intensifica su ofensiva en los municipios más pequeños donde PRC y PP imponen su hegemoníaDe la feria de la caza en Liébana a Brañavieja, donde se citan con los ganaderos acosados por el lobo en las comunidades situadas al norte del Duero, o a las comarcas amenazadas por los planes eólicos o al conflicto suscitado con el puente de ... Serdio. Vox Cantabria intensifica su ofensiva política para hacerse un hueco en el mundo rural donde el PRC y el PP copan el poder.
Hace ya tiempo que Vox inició su peregrinaje rural con una comitiva encabezada por su dirigente más visible, el candidato autonómico en las elecciones de 2019 y actual portavoz parlamentario, el abogado Cristóbal Palacio, que no tiene el 'pedigrí' de la antigüedad en el núcleo pionero del partido porque llegó a Vox procedente del PP, después de una de tantas batallas internas desatadas en la formación popular antes, durante y después de su convulso congreso de 2017. Más o menos como Emilio del Valle, el diputado nacional de Vox por Cantabria que obtuvo su escaño en las últimas elecciones generales.
Palacio, con una voz más moderada de lo que suele ser el discurso convencional de Vox, y el otro diputado regional, Armando Blanco, presumen de generar ellos dos solos más actividad parlamentaria que ningún otro grupo de la Cámara y de ejercer un control más estricto al Gobierno PRC/PSOE presidido por Miguel Ángel Revilla que las otras dos siglas de la oposición, PP y Ciudadanos. Ahora, además de defender los principios ideológicos y de vigilar la gestión del Ejecutivo, el objetivo de Vox se centra en atenuar la brecha que detectan entre la atención que se dispensa a Santander y el olvido de los municipios, sobre todo los más pequeños.
El partido de la derecha radical capta bastante voto rural en aquellas regiones españolas donde la agricultura es muy potente y atrae mucha inmigración como mano de obra, lo cual termina generando un serio rechazo de la población autóctona. Este no es precisamente el caso de Cantabria, pero Vox entiende que hay otros muchos problemas que constatan que la acción del Gobierno regional y política en general discurre de espaldas a la Cantabria rural, sin una reforma estructural que mejore su economía y las condiciones de vida de sus habitantes.
De ahí los contactos con los cazadores y los ganaderos preocupados con los lobos o los vecinos que rechazan los proyectos eólicos en sus municipios, que a su juicio ni crean riqueza ni empleo sino que además deterioran el patrimonio natural y los recursos turísticos. En este asunto coinciden con los planteamientos ecologistas, aunque los grupos que les representan, como cabría suponer, no quieren tener ni contacto ni tratos con un partido de la derecha extrema.
Vox extiende su campaña por los pueblos a las carencias en la atención primaria y las emergencias sanitarias, en la educación, al déficit en el acceso a internet, a los efectos que puede tener una inadecuada distribución de los fondos europeos o en la aplicación de la nueva PAC (Política Agraria Común) que amenaza con reducir a una tercera parte los ingresos de los productores cántabros.
En la ofensiva rural de Vox sobrevuela, naturalmente, la estrategia para las elecciones autonómicas y municipales en la primavera de 2023. Buscar un nicho de crecimiento frente a los dos grandes partidos. Por un lado, el PRC de Revilla, con el que mantiene una relación hostil, que tiene más de 40 alcaldías y una maquinaria bien engrasada en la región que le proporciona no menos de 70.000 votos en cada cita con las urnas. Por otro lado, el PP, con una treintena larga de gobiernos municipales y una potencia algo inferior a la del regionalismo en los comicios regionales y locales, aunque ahora percibe una tendencia optimista en el conjunto de España. El poder socialista se localiza básicamente en los municipios medianos, merced al pacto con el PRC.
No es posible crecer mucho en los comicios autonómicos sin mejorar sustancialmente la implantación en toda la geografía regional. También Ciudadanos, un partido con mayor perfil urbano, intentó crecer en los pueblos en la anterior legislatura, pero el avance electoral resultó más bien discreto. Ahora Vox multiplica los contactos en sus expediciones rurales con vistas a la confección de candidaturas en 2023 y celebra la receptividad que va encontrando aquí y allá. El objetivo mínimo, 50 listas y de ahí para arriba. Con menos presencia le será difícil tejer una estructura territorial digna de tal nombre y al menos cumplir las expectativas que les asignan las encuestas: doblar los votos autonómicos de 2019 (16.400, 5%) y los dos escaños que ocupa actualmente en el Parlamento de Cantabria. A modo de comparación, en los últimos sondeos publicados en Andalucía, Vox consolida su fuerza electoral, pero no crece.
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