La capitalización de la economía cántabra
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Nuestra región registra, desde hace años, unos niveles de renta per cápita y productividad por debajo de la media nacionalAunque, siendo sinceros, no hace falta ninguna excusa para analizar el grado de capitalización de la economía cántabra y su evolución en el tiempo, lo cierto es que la reciente publicación por parte de la Fundación BBVA y el IVIE del estudio 'El stock de ... capital en España y sus comunidades autónomas' constituye el pretexto ideal para abordar la cuestión una vez más y poner de relieve algunas debilidades de nuestra economía.
Para empezar, y al objeto de poner las cosas en contexto, valga recordar que, como subrayo en la última edición del Anuario de Cantabria, nuestra región registra, desde hace un buen número de años, unos niveles de renta per cápita y productividad por debajo de los correspondientes a la media nacional. En el mencionado Anuario señalo que, desde mi particular punto de vista, algunas de las principales razones de esta situación tienen que ver con el reducido aprovechamiento de nuestro capital humano, la presencia de un individualismo excesivo (que además no es muy emprendedor y está poco inclinado a asumir riesgos) y la pasividad institucional. Con la exclusión del capital humano, deliberadamente dejo de lado todo lo relativo al resto del capital, no porque no sea importante sino por centrar la atención sólo en algunos aspectos que, por distintas circunstancias coyunturales (algunos de los proyectos estrella regionales se han quedado sin financiación europea), estaban y están en el candelero. Ahora, sin embargo, la citada publicación del BBVA e IVIE nos permite dirigir nuestras consideraciones a uno de los factores que, sin ninguna duda, influyen más decisivamente sobre el nivel de desarrollo de una economía y su capacidad competitiva: su grado de capitalización.
En lo que concierne a Cantabria sobre este particular, y siempre desde una perspectiva muy agregada (que incluye tanto los activos básicos, materiales e inmateriales, como las infraestructuras públicas), cinco son los elementos que, amén de los arriba señalados y a mi juicio, contribuyen a la menor productividad y renta de nuestra comunidad autónoma.
El primero de ellos es que, comparando el periodo 1995-2018 (último año para el que se cuenta con información) con el que va de 1964 a 1995, se aprecia que, pese a que la inversión nominal en la región aumentó de forma considerable, su peso en el conjunto de la inversión nacional se redujo sustancialmente (un 18%), pasando, en promedio, del 1,36 al 1,12%.
El segundo elemento a considerar es que el esfuerzo inversor, medido por la ratio 'inversión/PIB', disminuyó en la región, entre ambos periodos, un 8% (más del doble de lo que lo hizo en España), pasando del 25,2 al 23,2%.
El tercer y cuarto elementos están relacionados con el stock de capital neto, considerado como el acumulado de la inversión a lo largo del tiempo, una vez excluida la depreciación. Pues bien, cuando se expresa en términos reales y se escala con la población, el resultado es que el capital neto por habitante en Cantabria, pese a haber aumentado entre los años considerados como fin de periodo (1995 y 2018, respectivamente) y hacerlo un poco por encima de lo que lo hizo en el conjunto del país (60 frente a 57%), su nivel continúa siendo en la región un poco menor que el de la nación.
Por su parte, cuando el stock de capital neto nominal se escala con la producción (lo que representa el inverso de la productividad del capital), no sólo sucede que, para las dos fechas antes consideradas (1995 y 2018), los valores de Cantabria superan a los de España (lo que indica que la región es menos eficiente en el uso de este factor de producción) sino que, además, las diferencias han aumentado: en 1995 la ratio capital /PIB en Cantabria era un 3,24% mayor que España mientras que en 2018 es un 7,73%.
Por último, y con referencia a las infraestructuras de transporte (otro elemento clave para el crecimiento económico), el informe del BBVA e IVIE sostiene que, escaladas por la superficie, las dotaciones regionales en 2018 (último dato disponible) son casi un 10% menores que las relativas a la media del país. Si a esto añadimos que nuestro capital en las TICs representa sólo el 0,8% del existente en el conjunto nacional, no resulta difícil entender porque Cantabria es, en promedio, menos productiva (un 6%) y disfruta de una renta per cápita por debajo (un 7%) de la media española. Las cifras, como el algodón, no engañan.
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