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A Emilio Lora-Tamayo, rector de la UIMP, no le han dado tiempo de calentar el sillón. Había sido elegido para permanecer en el cargo al menos cuatro años, pero, transcurrido apenas uno, el ministro que más cerca ha estado de las estrellas, aconsejado – ... dicen– por la ministra de Igualdad, ha decidido que su puesto lo tiene que ocupar una mujer. Cosas de la paridad mal entendida y peor aplicada. A Emilio le pidieron que dimitiera, pero no aceptó y se apoyó en el Patronato, que es el órgano encargado de decidir con sus votos si el rector debía seguir o no en su puesto.

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