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El gran apoyo parlamentario con el que ha nacido la Ley de la Ciencia de Cantabria es en principio un buen augurio: hay una serie de principios que pueden realizarse con estabilidad, porque son compartidos y quedan al abrigo de ciclos políticos. Hay que celebrar ... que el trabajo de unos y otros en el poder legislativo regional haya desembocado en algo muy parecido a un consenso general. Los que venimos compartiendo desde hace muchos años la idea de que una parte sustancial del futuro de nuestra tierra se halla en un más intenso desarrollo de la investigación, la tecnología y la innovación no podemos sino aplaudir estos pasos. Así la ley autonómica de Ciencia se une a la ley nacional, aprobada también este año. Solo quiero brevemente exponer tres cautelas. Primera: la autonomía ha tenido cuatro décadas para legislar y no lo ha hecho. La vocación científica está pendiente de confirmación.
Segunda: los documentos político-administrativos no valen sin una constancia presupuestaria y fiscal, y los ciclos políticos no son los únicos riesgos, sino que son más peligrosos los ciclos económicos. La experiencia así lo enseña. Y tercera: es fundamental tener éxito en la implicación del sector empresarial, porque la Administración no lo puede todo, ni siquiera en épocas de abundancia del erario.
El INE acaba de publicar los datos de porcentaje de I+D sobre el PIB de 2021. Los cántabros somos solo el 0,8% de la inversión nacional y el 0,9% del personal dedicado a estos menesteres avanzados. Estamos por debajo del nivel de nuestra economía general dentro de España. Nuestro gasto en I+D por habitante fue de 228 euros, inferior a los 364 nacionales y también a los 335 de Castilla y León. Somos la undécima comunidad en este indicador, y eso a pesar de que contamos con una universidad sobresaliente en términos de investigación. Si no fuera por ella, esto sería un erial. Es evidente que lo que se ha hecho en este siglo en I+D resulta insuficiente. Nuestro porcentaje de 0,96 sobre el PIB regional no es de recibo. Una sola ley no lo solucionará si no confluyen los tres factores citados: coherencia, dinero, colaboración.
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