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El gran apoyo parlamentario con el que ha nacido la Ley de la Ciencia de Cantabria es en principio un buen augurio: hay una serie de principios que pueden realizarse con estabilidad, porque son compartidos y quedan al abrigo de ciclos políticos. Hay que celebrar ... que el trabajo de unos y otros en el poder legislativo regional haya desembocado en algo muy parecido a un consenso general. Los que venimos compartiendo desde hace muchos años la idea de que una parte sustancial del futuro de nuestra tierra se halla en un más intenso desarrollo de la investigación, la tecnología y la innovación no podemos sino aplaudir estos pasos. Así la ley autonómica de Ciencia se une a la ley nacional, aprobada también este año. Solo quiero brevemente exponer tres cautelas. Primera: la autonomía ha tenido cuatro décadas para legislar y no lo ha hecho. La vocación científica está pendiente de confirmación.

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