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Durante bastante tiempo, hasta que me enteré, San Cipriano me tenía intrigado. ¿Qué pintaba por estas latitudes un obispo de la tunecina Cartago, decapitado en el siglo III durante la persecución del emperador Valeriano? Una ermita bajo su advocación en la pradera de Cohicillos ... , un pueblo de Cartes, era nada menos que el motor de una de las romerías más tradicionales –la más antigua, quizás– de las que celebramos en Cantabria. Y la historia, más o menos desdibujada desde las tradiciones del siglo X, honra a este santo protector del ganado. A mediados de septiembre, por esas fechas, las reses retornaban del verano pasado en los altos de Sejos y Palombera, y aquella pradera de Cohicillos, ya antes de que estuviera la ermita, era el punto del encuentro festivo del pastoreo.

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