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Ciudad y espacio público

Ninguna de las aceras más habituales de Santander es capaz de asumir el cruce de dos personas si hay que respetar el distanciamiento social

Antonio Bezanilla

Santander

Viernes, 26 de junio 2020, 07:21

Repensar y reconvertir el espacio público de Santander... Esta fue la formulación última del primer escrito sobre este asunto. Corto y fácil de enunciar pero realmente difícil de concretar. Sin embargo, este es el reto (entre otros) al que va a enfrentarse el nuevo Plan ... General de Santander (PGS), reto que ahora se ha puesto de actualidad no solo en el plano de la teoría urbanística sino que también en el de la propia convivencia ciudadana, que se ha visto sometida a un gran… simulacro iba a decir, pero no, lo ha sido a una gran prueba que ha puesto frente a frente a la sociedad con su propio entorno, el que siempre había parecido válido y que nunca se había puesto en tela de juicio, y que ahora, tras este ejercicio sanitario, ha resultado claramente escaso para un objetivo tan claro como concreto: acoger con suficiencia a la población santanderina en su vuelta a la calle. El mal llamado distanciamiento social, pues se trata de un distanciamiento sanitario (la gente no quiere separarse, quiere seguir estando cerca de familiares y amigos), obligará durante mucho tiempo a que se produzca un fenómeno de alejamiento obligado hasta esos dos metros que la ciencia ha establecido como definitivos para las relaciones humanas en tiempos de pandemia.

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