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Cuando la miseria entra por la puerta el amor salta por la ventana. La sentencia popular sirve para describir la crisis interna que vive Ciudadanos tras la debacle de las generales del 10-N, aunque a decir verdad la convulsión que vive el partido ... en Cantabria es muy anterior, porque viene desde su origen, a partir de una escisión de la extinta UPyD, y ni siquiera ha cesado en sus mejores tiempos, cuando sus pocos escaños eran decisivos en el Parlamento y lo son todavía en el Ayuntamiento de Santander. Más allá de las diferentes sensibilidades ideológicas y de funcionamiento orgánico, lo que subyace en Ciudadanos es una batalla por la supervivencia, con tantos dirigentes buscando cobijo institucional cuando no hay sitio para todos en el comienzo de esta travesía del desierto que dirimirá si hay futuro para el partido que Albert Rivera condujo primero al éxito y luego al fracaso.
La división ha sido una constante en Ciudadanos Cantabria, que ha crecido en aluvión, con poca gente nueva en sus cuadros dirigentes y bastantes veteranos de otros partidos con aportaciones muy desiguales. Los dos diputados que se estrenaron en el Parlamento en 2015 salieron tarifando a mitad de legislatura. Ahora la cohesión de los tres parlamentarios ni siquiera ha durado un semestre, Y en el aparato se han sucedido las escaramuzas en torno al discutido liderazgo de Félix Álvarez decidido por Madrid, que luego las urnas no han ayudado a consolidar.
En las autonómicas de mayo, las expectativas de seis escaños se quedaron en la mitad. De haber sido mejores los resultados, o de haber salido las cuentas para el pacto de gobierno con el PRC de Revilla que Álvarez acariciaba, el acceso al poder con muchos cargos remunerados habría evitado las turbulencias internas que hoy agitan al partido. Pero no se dio el caso.
Luego, el desastre del 10-N en toda España, también en Cantabria con la pérdida del escaño en el Congreso conseguido en tres comicios consecutivos, el fin de ciclo con el adiós de Ribera, la crisis desatada a cara de perro, con la ofensiva contra Félix Álvarez por ocultar la colocación como asesor del Parlamento para Rubén Gómez, que acababa de perder su plaza en el Congreso. La contratación podría estar justificada, pero resultaba chirriante en plena depresión postelectoral. El actor dimitió como líder del partido, pero conserva su escaño en el Parlamento de Cantabria. El secretario de organización, Esteban Martínez, reconfirmado en el cargo por Madrid y ahora crítico con la gestión de Álvarez, es el primero en la lista de espera parlamentaria.
Así están las cosas: Félix Álvarez, su equipo parlamentario y sus partidarios por un lado, frente al secretario de organización, la diputada disidente Marta García y miembros de algunas agrupaciones. Y en medio, el alcalde de El Astillero, Javier Fernández Soberón, antiguo dirigente juvenil del PP, que Madrid ha colocado al frente del partido hasta el congreso de marzo. Naturalmente, Soberón se ha puesto de perfil para no desgastarse en un mando que es sólo transitorio y en un conflicto que ni siquiera es el suyo.
En este clima de crispación y desencanto –los 700 afiliados cántabros se han quedado en 550- se acerca el congreso nacional que en marzo discutirá el futuro de Ciudadanos. La próxima elección de los delegados cántabros al cónclave -siete por elección telemática o presencial, además del portavoz autonómico Fernández Soberón y del consejero nacional Rubén Gómez, como representantes natos – quizá sirva para medir las fuerzas de las dos facciones en litigio.
Nadie discute, en todo caso, que el congreso bendecirá a Inés Arrimadas como sucesora de Albert Rivera, bien valorada por su desempeño político y especialmente por su victoria en las elecciones catalanas, aunque ese hito resultó bastante desaprovechado por Ciudadanos, cuando centró todas sus energías en el fallido intento de 'sorpasso' a PP. De hecho, Arrimadas ya actúa como líder in pectore de su partido cuando propone coaliciones electorales constitucionalistas, en realidad con el PP, en Cataluña, País Vasco y Galicia. En lo que concierne al funcionamiento orgánico, es partidaria de mantener un discurso uniforme y una estructura orgánica controlada en todos los territorios, frente al modelo de mayor descentralización autonómica que postula Francisco Igea, vicepresidente de Castilla y León. Puede haber dos candidaturas, pero no es descartable una integración negociada con Arrimadas al mando.
Después del congreso, la nueva dirección nacional de Ciudadanos tendrá que abordar el futuro del partido en las comunidades, también en Cantabria con su presente tan conflictivo. Félix Álvarez sigue siendo al día de hoy la voz protagonista en el partido, lo cual molesta a sus detractores, y no ha renunciado a hacerse de nuevo con todo el mando, aunque es probable que acuse la erosión de tantas batallas internas. Tampoco sobran las alternativas. Javier Fernández Soberón, de momento líder provisional, es el único alcalde de la formación y uno de dirigentes con más visibilidad política. También Javier Ceruti, portavoz del equipo de gobierno que comparte con el PP en el Ayuntamiento Santander.
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