Comida en casa de Dioni

El pasado septiembre alguien, no sé quién, me incorporó a un grupo de whatsapp llamado ´Comida en casa de Dioni'. No conozco a ningún Dioni. Miré a ver si me sonaba alguna de las otras personas a las que el administrador había agregado, eran una ... quincena, pero nada. Estaba claro que aquello era algo accidental y no resultaba ético que yo estuviera allí. Pero decidí quedarme. Toni, Kimi, Anthony y Juan Fran han sido los más activos. Bueno, y Dioni, que es el que pone la casa, que imagino que será muy grande para acoger a tanta gente. La comunicación ha oscilado entre la melancolía (con lo que nosotros fuimos) y las ganas de fiesta (nos vamos a beber el Guadalquivir). El caso es que no se ponen de acuerdo, parece que todos están en esas edades donde la juventud cede paso a las obligaciones y no acaban de encontrar el momento. El nombre del grupo ha ido cambiando: Comida 15 de octubre; Comida 12 de noviembre; Comida 3 de diciembre. Imposible, todos los intentos han naufragado. A Dioni, por momentos, lo he visto con ganas de tirar la toalla, pero al final siempre pone una nueva fecha en el calendario, como si se resistiese a decir adiós a su juventud. En nochevieja me vine arriba y escribí por primera vez: ¡Feliz año a todos! Me respondió Juan Fran y me preguntó que yo quién era, porque estaba claro que El Litros no. Me dio miedo que, teniendo mi teléfono y estando muchos tatuados y en camisetas de tirantes en sus fotos de perfil, pudiesen perseguirme, agredirme, violentarme de alguna manera. Así que les dije que era un señor de Cartagena de 76 años y que no sabía salir de ese grupo al que me habían agregado, pero que me parecían un grupo de majos y que ojalá pudiesen quedar pronto y verse y darse unos buenos abrazos porque la vida es un parpadeo. Me trataron de usted, me agradecieron los consejos (cuánta razón tiene), me invitaron a la comida (venga si quiere) y no me expulsaron del grupo. Ahora se llama: 'A ver si en 2023'.