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Marruecos y España recuperan la normalidad con un comunicado conjunto donde expresan buenas intenciones con equipos de trabajo para abordar aspectos clave como la apertura de las fronteras marítimas y terrestres en Ceuta y Melilla, una nueva aduana en Ceuta que supone reconocer la ... frontera, control de los flujos migratorios, las aguas y costas del Atlántico, incluyendo Canarias; la cooperación industrial, agrícola, pesquera, científica, universitaria, turística y hasta deportiva.
La estratégica colaboración en seguridad y antiterrorismo se ha mantenido y garantizado por encima de crisis políticas. La nueva etapa inédita, como dijo en agosto del año pasado el rey Mohamed VI, pasa por el apoyo de España a la propuesta marroquí de una amplia autonomía para el Sáhara bajo su soberanía. España se une a Francia, Alemania, EE UU y Emiratos, entre otros muchos, gracias al trabajo eficaz de la diplomacia marroquí y a una coyuntura internacional que ha dado un vuelco a la geoestrategia y geopolítica internacionales por la invasión rusa de Ucrania. El papel jugado por Estados Unidos entre Madrid y Rabat ha sido decisivo en los aspectos más espinosos.
Ahora le toca al enviado especial del secretario general de Naciones Unidas para el Sahara, Stafan de Mistura, ser capaz de volver a sentar en la mesa de negociaciones en Ginebra a todas las partes para alcanzar una solución al conflicto después de 46 años donde miles de saharauis viven en Tinduf en condiciones infrahumanas. El Frente Polisario se resiste a afrontar una nueva época inevitable con la resolución del conflicto. Suspende sus contactos con el Gobierno de España, decisión sin trascendencia porque ahora en el pueblo saharaui hay más representantes como Saharauis por la Paz o la Asociación Saharaui de Defensa de los Derechos Humanos, que habría que tener en cuenta en la negociación para llegar a una solución.
Para la seguridad y estabilidad del norte de África y de Europa es esencial una buena solución para todos en el Sáhara y propiciar que Argelia y Marruecos recuperen las relaciones y afronten juntos las amenazas terroristas en el Sahel, en coordinación con la UE, y evitar la injerencia rusa en Malí. Para el Gobierno, va a resultar imprescindible que Marruecos cumpla los compromisos sobre aduanas en Ceuta y Melilla como demostración de renuncia a acciones unilaterales en estas dos ciudades españolas, así como en la fijación por negociación de las aguas territoriales en Canarias. Se ha dado el paso que cierra la crisis y ahora toca realizar todos los trabajos. La confianza mutua es la clave.
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