Secciones
Servicios
Destacamos
Los partidos políticos celebran sus congresos para reafirmar o afinar sus posiciones ideológicas, para actualizar sus estrategias, para definir propuestas legislativas o compromisos electorales, para medir su cohesión interna y para elegir a sus órganos de dirección. El PSOE, fundado el 2 de mayo de ... 1879, ha estado presente desde entonces, en los mejores y más brillantes momentos de nuestro país y en los peores y más siniestros periodos de nuestra historia colectiva. El PSOE, con el respaldo de las urnas, ha asumido responsabilidades en los gobiernos de la nación, de las comunidades autónomas y de los ayuntamientos.
Los pasados 16 y 17 de octubre, celebraba el PSOE en Valencia su Congreso Federal; un momento para recordar las grandes transformaciones impulsadas por la socialdemocracia española desde la recuperación de la democracia. Las generaciones que hoy gestionan el PSOE no debieran olvidar los logros impulsados por los socialistas, vinculados todos ellos al mal llamado régimen de 1978: el propio proceso constituyente; la universalización de la educación, la sanidad y las pensiones; la modernización de las Fuerzas Armadas; la incorporación a Europa y a las instituciones de la comunidad internacional; la apuesta por la modernización, descentralización y cohesión social y territorial; el compromiso de lucha contra el terrorismo; las políticas de igualdad y el cambio climático. Fue Felipe González quien en Valencia recordó un pensamiento de Willy Brandt: «La virtualidad de la socialdemocracia es que siempre tiene nuevos comienzos».
Era importante que el PSOE reafirmara su identidad socialdemócrata y trabajar para sintonizar con las nuevas sensibilidades sociales que pueden querer encontrar acomodo en algunos nuevos grupos o partidos políticos, sin que ello suponga olvidar los apoyos más históricos que normalmente han apoyado y apoyan al PSOE. La socialdemocracia española, el PSOE, debe aceptar como normal que son compatibles las convicciones más tradicionales y las nuevas sensibilidades políticas, culturales y sociales.
Si el discurso socialdemócrata recupera hoy vigencia y protagonismo, es por su compromiso keynesiano; por su atención a las clases medias; por sus demandas de políticas públicas que eviten las desregulaciones más agresivas que defienden sectores del capitalismo más voraz, amparados o apoyados por el discurso populista más pedestre e iletrado; por su defensa de una sociedad civil laica, activa, dinámica, emprendedora e inclusiva que acompañe al Estado en el diseño de la sociedad futura y en la protección de los más vulnerables.
La socialdemocracia, hoy más que nunca, debe ser exigente e inconformista y el trabajo contra las desigualdades debe formar parte del núcleo duro de sus políticas. Corresponde a la socialdemocracia proponer un modelo alternativo a los intentos desreguladores de los neoliberales y con sus políticas gradualistas, comprometerse con la justicia social, la solidaridad y la igualdad, lo que es compatible con la defensa del pluralismo político y las libertades civiles. En el PSOE siguen vivas las dos almas que históricamente han convivido en su seno, aunque no siempre lo hayan hecho pacíficamente: quienes creen que la socialdemocracia es un paso hacia delante de los principios del liberalismo y quienes creen que el socialismo es lo contrario al liberalismo. Personalmente me he pronunciado en no pocas ocasiones a favor de recuperar los verdaderos valores liberales reformistas que están en cuestión por el abuso del uso del término libertad por los neoliberales reaccionarios. Produce estupor que cualquier intervención tendente a la mejor redistribución del crecimiento económico desde las políticas públicas sea tachada de comunismo, porque de lo que se trata es de hacer creer las bondades de la desregulación y el sálvese quien pueda, aunque inmediatamente se pidan subvenciones para hospitales y colegios privados y ayudas para determinados sectores. Quienes contraponen la libertad al socialismo, como hizo el PP de la señora Ayuso en las elecciones a la Asamblea de Madrid, se alejan del espíritu de la Constitución de 1978, en el que la libertad se consagra como uno de los valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico.
'Socialismo es libertad' fue el lema del Congreso del PSOE de 1976. Creo que el socialismo es la profundización de la democracia en línea con lo defendido por el PSOE en su historia por políticos como Fernando de los Ríos, Indalecio Prieto o Juan Negrín; por lo defendido en Bad Godesberg en el Programa Fundamental del Partido Socialdemócrata alemán de noviembre de 1959: «El socialismo es un quehacer permanente para conquistar la libertad y la justicia». Se trata de que convivan un sector privado liberalizado, competitivo y flexible y una red fuerte de protección social. Joaquín Estefanía recordaba hace unos días una frase del líder de la socialdemocracia austríaca (SPÖ), Bruno Kreisky: «El socialismo es democracia, ilimitada en los aspectos político, económico y social».
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.