Darle una vuelta

¿Hasta qué punto puede perimetrizarse la libertad de movimiento de personas no vacunadas involuntariamente dados los continuos retrasos en la disposición de las mismas y que ello agrave la injusticia social entre zonas pobres y ricas? Además, la evidencia científica actual no asegura que personas vacunadas no sean vector de transmisión de la enfermedad originada por SARS-CoV-2, así que ese 'pase verde' podría no ser perfecto dado que generaría una 'miope sensación de seguridad'. Y dentro de cada país, este salvoconducto nos puede llevar a pensar en las dos caras de la moneda. La cruz: dar preferencia a aquellos con dicho 'pase' para acudir a actividades de afluencia social e incluso pretender usarlo en el propio mercado laboral, lo que generaría inequidades, pues con el tiempo el virus sigue mutando. La cara: que nuestro país con una movilidad que beneficiase al turismo y al sector servicios podría recuperar parte del duro golpe infligido en el pasado año 2020 en términos de caída de actividad. Un tercio de la caída del PIB se debe a esto, pues hemos perdido por esos ingresos más que dos potencias turísticas europeas juntas (Francia e Italia), y eso que tenemos un PIB inferior a ellas. Cierto es que Cantabria y Asturias fueron las regiones que mejor aguantaron ese impacto negativo de la pandemia en el turismo según el último informe de Exceltur 2020, pero los confinamientos perimetrales internos siguen siendo claves.

En síntesis, este 'pasaporte covid' sigue dejando grandes interrogantes, si bien es loable que propuestas que nos parecen algo futuristas planteen incentivos positivos para dicha vacunación.

No obstante, seguro que pasa en todos los ámbitos de la vida, pero en el que yo trabajo cuando alguien sugiere 'darle una vuelta', está diciendo que es susceptible de mejora y creo que eso es lo que sucede con este pasaporte.