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Acabamos de conocer que se prorrogan los Presupuestos Generales del Estado (PGE). Sin entrar en los motivos de dicha decisión controvertida, pues para algunos tiene que ver con la responsabilidad de dar al botón de pausa en 2024 y para otros es repartir culpas (de ... los que ostentan el poder y de los que aspiran a el), aparece una curiosidad. Y es que la traducción a dinero contante y sonante de lo 'nuevo' desaparece. Sólo ciertas partidas se incrementarán y no habrá nuevo dinero en 2024 ni es nueva una prorroga (este 'deja vu' se produjo en 1996, 2012, 2017, 2018, 2019 y 2020) en este 'efecto mariposa' o cambio que origina consecuencias a posteriori (teoría del caos).
Desde la perspectiva regional, ya no crecerá el gasto a casi un 5% como era la previsión y la experiencia dice que las inversiones territorializadas son las primeras en caer de ese ejercicio de suma cero en donde al no crecer el presupuesto se reparte la misma tarta decidiendo de donde quitar para pasarlo a otra partida. De primeras, con la narrativa o storytelling de la prórroga no se habrían de iniciar actuaciones nuevas, pero eso no equivale a que no veamos inversiones pues simplemente realizando las que quedaron pendientes de ejecutar el año pasado se estaría contraponiendo el argumento de no suben las inversiones. No es maquillaje presupuestario sino conocer las reglas en este 'house of cards' de dineros prorrogados, Y es que esta maniobra desde Madrid desmonta la estrategia diseñada desde la oposición para bloquear la aprobación de estos presupuestos para 2024 que ahora no se presentarían: unos dejarán que pase el tiempo para hacernos pensar en el 'maná' de 2025 y otros intentarán recordar lo que no veremos este año. El 'juego de los espejos' de siempre.
La confianza que se proyecta hacia los demás ya no es la misma con una prórroga y da pie a incertidumbres pero la vida es la suma de nuestras decisiones y que el Gobierno Central no presente a aprobación los presupuestos, principal motor de una economía mixta como la nuestra, tiene consecuencias y efectos indirectos. Por ejemplo, que se retengan cantidades importantes por entregas a cuenta, que el propio desarrollo de los fondos europeos ya no tenga un pleno marco adaptativo o que colateralmente al no subir el gasto la clave está en cómo se comportará la recaudación. Esto último es importante pues es donde pueden aparecer nuevos ingresos. Los gastos siempre son limitativos (y más en presupuestos prorrogados) pero va a ser difícil repetir cifras de 2023 en donde subieron al 6% y tres de cada cuatro euros del aumento de recaudación fueron por IRPF. Ojalá se repitiesen esos valores pero es difícil y para una Comunidad las inversiones y su grado de ejecución ante este escenario es para seguirlo de cerca.
La cronoterapia a escena pues toca a rebato incluso en la aplicación del dinero que corresponde a la región por el sistema de financiación autonómica. Ojo a las entregas de cuenta pues es algo garantizado por Ley pero puede haber un toma y daca con retenciones de dinero y afectar a la tesorería regional así que más vale estar prevenidos.
Además, complica eso de las quitas de deuda autonómicas con el mecanismo del Fondo de Liquidez y la reforma del sistema de financiación que posiblemente, debido a la necesidad de equilibrios territoriales y complejidades, quede para momentos más propicios.
Fijarse en el grado de transparencia y discrecionalidad son otros puntos de este trayecto iniciado pues la programación y ejecución a partir de últimos datos publicados de la Intervención General del Estado dicen que la ejecución de la inversión de los PGE en Cantabria fue del 76% en 2021 y 22% a mitad de 2022.
No obstante, Bruselas nos ha dado dos meses más para la evaluación del cuarto pago de fondos europeos. La clave vendrá en 2027 pues seguimos con una baja ejecución del plan de recuperación, que tiene que gastarse para 2026. Tenemos por delante cuatro años en donde más allá de prorrogas, sendas fiscales sin marcar y medidas anunciadas que podrían perderse como lágrimas en la lluvia, el motor presupuestario no se gripará. Iremos viendo.
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