Defender la alegría

Cuando quieren negar las evidencias más escalofriantes de la desigualdad que sufren las mujeres, como son los asesinatos, o cuando esos mismos quieren recuperar los valores de aquella España de posguerra fotografiada en blanco y negro durante cuarenta años, más necesario se hace reivindicar el camino recorrido en democracia y poner como valor de futuro la igualdad.

Los socialistas de Santander hemos celebrado la III edición de los premios Carmen Alborch, una ocasión para recordar y homenajear a una de las feministas más relevantes del último siglo, que nos dejó el 24 de octubre de 2018, pero cuyos recuerdos, cuyas vivencias y aprendizajes se han quedado para siempre en la memoria colectiva de todo un país.

Carmen Alborch era todo lo contrario a una fotografía en blanco y negro, era luz, color, pasión, explosión de vida y de alegría allí por donde pasaba.

Su ejemplo nos sirve para defender que la causa del feminismo, que el impulso y promoción de los derechos de las mujeres nunca puede ser motivo de enfrentamiento ni de confrontación, no puede generar fisuras ni divisiones. La igualdad es un valor universal y debe ser la casa común de los demócratas, sean del color que sean, piensen como piensen, crean como crean. Nada puede justificar retrocesos en el tiempo, ni pasos atrás en una lucha colectiva que las mujeres llevan defendiendo siglos.

Una causa en la que las mujeres ni pueden ni deben estar solas. En esa lucha por la igualdad y por el reconocimiento de sus derechos, el PSOE tiene grandes referencias con nombre de mujer como Matilde Fernández, Amparo Rubiales, Ana María Ruiz Tagle, María Izquierdo, Carlota Bustelo, Carme Chacón, Carmen Calvo o Adriana Lastra. Pero también hombres como José Luis Rodríguez Zapatero o el presidente Pedro Sánchez.

Mujeres y hombres que son faro y guía de todo lo que debemos aprender el conjunto de la sociedad para alcanzar el objetivo de ser un país plenamente democrático. Hombres como el expresidente Zapatero, que abrió camino y puso los derechos de las mujeres en la agenda política de España con leyes como la de Igualdad, la ley de Dependencia, la ley integral de Violencia de Género; o el presidente Pedro Sánchez con el Gobierno más feminista de nuestra historia y una referencia en todos los países del mundo, con medidas en medio de la peor pandemia mundial como la igualación de los permisos de maternidad y paternidad, los 200 millones para el plan corresponsable, el decreto de igualdad retributiva.

Ambos también han avanzado en leyes como la que reconoce el matrimonio igualitario, la lengua de signos, o ahora la ley que reconoce la capacidad jurídica de las personas con discapacidad, demostrando que creen y apuestan por la igualdad como espacio y casa común sobre la que construir la sociedad.

Hombres que han acompañado a las mujeres en la defensa de un país que para ser mejor, tiene que ser más igual. Hombres a los que queremos parecernos, que han hecho de la causa de la igualdad, su casa; de la defensa de los derechos de las mujeres, su batalla; y de la lucha contra la violencia machista, su trinchera. Solo cuando lo logremos, cuando definitivamente erradiquemos todos los restos de desigualdad que aún nos persiguen como sociedad, podremos decir que habremos hecho que España fuera un país mejor en el que vivir.

Ahora nos toca defender lo alcanzado, proteger las conquistas de estos años y avanzar. Las crisis recaen más sobre las mujeres, las brechas se hacen más grandes y se profundizan las desigualdades. En el inicio de la recuperación económica y social tras la pandemia debemos centrar nuestros esfuerzos en acelerar la agenda feminista y lograr nuestro objetivo: un país libre e igualitario en el que las mujeres tengan todos los derechos, todas las oportunidades y todas las seguridades.