Desigualdad salarial
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ANÁLISIS ·
Las políticas para amortiguar el impacto de la pandemia han sido claves para que no aumentaran más las distanciasEl estado del bienestar, que directa o indirectamente es atacado por algunos partidos políticos y librepensadores extremos, ha mostrado, una vez más, su eficacia. Como es bien sabido, las crisis económicas suelen ser proclives a la ampliación de las desigualdades, tanto desde una perspectiva territorial ... como personal. Sin embargo, en la penúltima de estas crisis, la de la Covid-19, el paraguas de seguridad ofrecido por el Estado ha contribuido, de forma sustancial, a la reducción de algunas de estas desigualdades. Este es el caso, al menos, de la desigualdad salarial, la cual, según un reciente estudio de CaixaBank Research, se encuentra en la actualidad, y gracias a las transferencias del sector público, al mismo nivel que al inicio de la pandemia.
En efecto, tomando como punto de partida el mes de febrero de 2020, justo antes de que se produjera el confinamiento generalizado de la población, la investigación citada muestra que, en solo dos meses, la desigualdad salarial, medida por el índice de Gini, aumentó casi en 11 puntos porcentuales, para, con posterioridad y al tiempo que se iba abriendo la mano en lo referente a las restricciones de movilidad, moderar su subida y comenzar a descender, de forma tal que, en el último trimestre de 2021 y primero de 2022, volvió a situarse en niveles inferiores a los de febrero de 2020. Lo verdaderamente reseñable en este caso no es la evolución en forma de V invertida de la desigualdad salarial durante la pandemia sino que, tomando en consideración las transferencias públicas realizadas durante la misma, el aumento de la desigualdad haya sido de escasa intensidad: mientras que la desigualdad previa a las transferencias públicas creció entre marzo y abril en los 11 puntos arriba mencionados, la desigualdad después las transferencias lo hizo sólo en torno a dos; posteriormente, aunque las diferencias entre la desigualdad salarial antes y después de las transferencias se mitigaron de forma sustancial, estas últimas se mantuvieron entre dos o tres puntos por debajo de las primeras. Por último, en el periodo que va de octubre de 2021 a abril de 2022 ambas trayectorias se emparejan, algo que parece explicarse solo por el incremento de la actividad económica y la correspondiente mejoría del mercado de trabajo.
Centrando la atención en la evolución de la desigualdad antes de las transferencias públicas, la investigación pone de relieve que, volviendo a tomar como punto de partida el mes de febrero de 2020, la desigualdad en abril del mismo año aumentó en todos los colectivos -jóvenes y mayores, hombres y mujeres, nacionales y extranjeros-, aunque lo hizo de forma desproporcionada entre los primeros, los jóvenes, y los últimos, los extranjeros. En abril de 2022, sin embargo, el panorama había cambiado sustancialmente, pues en los seis colectivos mencionados los niveles de desigualdad eran inferiores, o muy similares, a los de febrero de 2020.
Para finalizar, el estudio comentado evidencia que la pandemia tuvo, salvo en los casos de Canarias y Baleares, un impacto muy similar en la evolución de la desigualdad salarial (previa a la consideración de las transferencias públicas) en todas las comunidades autónomas. Examinando una vez más la variación de la desigualdad respecto a febrero de 2020, se aprecia que en abril de ese mismo año había crecido entre 16 y 18 puntos en las regiones insulares, y entre 7 y 11 puntos en el resto (en Cantabria lo hizo en torno al 9%). Por otro lado, cuando la comparación se establece entre febrero de 2020 y abril de 2022, se observa no sólo que los niveles de desigualdad son muy parecidos sino, también, que en algunas regiones la situación mejoró ligeramente; este es, sobre todo, el caso de las comunidades valenciana y balear, pero también de Canarias, País Vasco, Andalucía, Castilla y León y Cantabria.
A la vista de lo expuesto, dos son las principales conclusiones a extraer. La primera es que la evolución de las desigualdades salariales camina de la mano del grado de la actividad económica: a menos actividad más desigualdad y viceversa. La segunda es que las políticas desarrolladas para paliar los efectos de la pandemia (el pleno funcionamiento del estado del bienestar) han tenido un efecto determinante a la hora de evitar el aumento de las desigualdades salariales. Pese a ello, no es posible obviar ni olvidar que estas, hoy en día, son superiores a las existentes al inicio de la crisis financiera de 2008 y que los asalariados han sido los paganos de las dos últimas crisis.
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