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Mi adaptación de pasar de vivir en Madrid a Santander está siendo muy buena, incluso con el verano de un solo día que hemos tenido: sábado 4 de septiembre de 2021. Todavía recuerdo con emoción esa única jornada estival que unió por fin sol y ... calor de verdad.
Me encantan las posibilidades de ocio de la ciudad y sus alrededores, el paisaje con mar y montaña tan cerca, la gastronomía, los fantásticos pueblos de cada rincón… pero con todo, aún hay una cosa que me está costando asimilar: la tranquilidad de los cántabros. O como yo les empiezo a llamar cariñosamente a algunos, 'dominicántabros', porque en parte me recuerdan al carácter calmado de la gente que conocí cuando viajé una vez a República Dominicana.
Para un 'prisillas madrileño' sorprende ver cómo una persona con la que quedas a primera hora de la mañana te aparece al mediodía y te dice asombrado «¡Pero si te dije a partir de las 10!»; cómo una factura de una compra que haces en octubre te la envían en febrero añadiendo que la pagues sin prisa ya cuando tengas un hueco; o cómo a un familiar que empieza a hacerse una piscina en abril y que se la siguen terminando en septiembre le comentan «no te preocupes, está haciendo muy malo para bañarse e igualmente ya lo podéis hacer sin el bordillo». Hasta en mi propia profesión: nos acaban de encargar una campaña de publicidad para una empresa cántabra y al preguntar que para cuándo la necesitan me responden que sin problemas, que cuando la tengamos...
«¿Pero qué prisa tienes?», me dicen algunos. Y en el fondo, tienen razón. ¿Qué prisa tengo? Vengo de una ciudad donde todo va demasiado rápido y en la que todo es para ayer sin realmente tener sentido. Aquí, a pesar de que para algunas cosas el ritmo es algo distinto, al final compruebas que esas cosas acaban saliendo igual. E igual de bien.
Así que con todo he decidido relajarme un poco. El otro día conseguí volver a jugar al pádel, tarea casi imposible en Madrid, y ese relax hizo que acabara llegando tarde a la hora de inicio del partido. Lo mejor del caso: no me sentí estresado por ello. ¿Me estaré volviendo 'dominicántabro'? Cierto es que mis compañeros de pista me echaron un poco de bronca. ¿Les estaré pegando yo mis prisillas y estrés madrileños?
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