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Aún faltan muchos años para que Cantabria, una de las pocas regiones españolas a las que no ha llegado la alta velocidad ferroviaria, cuente con ella en su territorio. Es cierto que algunos de los beneficios ya están disfrutándose, como es el acortamiento de los ... tiempos de desplazamiento gracias a los tramos en uso en Castilla y León, que, obviamente, también benefician la línea hasta Santander. El siguiente impulso lo facilitaría la continuación del trazado desde la capital palentina.
El Diario ha pasado revista esta semana a las obras en la provincia vecina y ha constatado visibles avances sobre el terreno. Aunque el primer tramo, a la salida de Palencia, está afectado por un litigio judicial (otro ha quedado resuelto a favor de la continuación de la infraestructura) el resto de los 80 kilómetros hasta Alar del Rey está en pleno trabajo y, si se cumplen los plazos previstos, quedaría entregado en 2027, fecha a la que habría que añadir las pruebas previas a que el nuevo trazado entre en uso. Las tres horas previstas para el recorrido entre Santander y Madrid, que hagan del ferrocarril un medio de transporte verdaderamente competitivo, estarían más cercanas. Queda pendiente la adjudicación del proyecto entre Alar y Reinosa, que ya significaría propiamente la entrada de la alta velocidad en la región. Y culminar la adaptación del resto de la vía a un ferrocarril con estas prestaciones.
Respecto al término del trayecto, el encuentro de esta semana en Madrid entre la alcaldesa de Santander, Gema Igual, y el ministro de Transportes, Óscar Puente, ha supuesto el desbloqueo de la integración ferroviaria de la capital cántabra, que afecta a la gran playa de vías actual e incluye la unificación de las dos estaciones, la adaptación a la alta velocidad y ampliación de la resultante y la liberación de espacios para la ciudad. El proyecto, presentado por Adif en 2018 y aparcado poco después por el concejal de Ciudadanos en el Consistorio, recupera la versión de 2021, que suaviza la transición entre el Parque del Agua y la calle Castilla, llevada a cabo mediante la cubierta de los andenes, a la que podrá accederse y tendrá un uso aún por decidir.
El plan santanderino comenzaría sus obras, según las previsiones ministeriales, en 2026, con la construcción próxima a la ladera de un edificio de oficinas para trasladar el actual de Adif, cercano a la calle Castilla. Esto permitiría iniciar la liberación de espacios próximos a la concurrida arteria, que servirían de desahogo y darían servicio al populoso barrio, además de albergar un aparcamiento en una ubicación que coincidiría en parte con el actual. En paralelo a las oficinas irían los trabajos de la nueva estación.
Por muy en plazo que discurran las obras, y siempre y cuando las disposiciones presupuestarias no fallen, no veríamos completado el proyecto de la alta velocidad ferroviaria a Cantabria hasta entrada la próxima década. Los ajustes pendientes cuando retorne la senda de la contención del déficit y el resto de compromisos del Gobierno central, incluidas las contrapartidas a los pactos, pueden dificultar su financiación. El hecho de que los trabajos en vías y estación estén en marcha indica un avance, pero no es garantía suficiente para su continuidad futura, lo que obliga a las instituciones regionales a gestionar con firmeza e inteligencia los acuerdos, fases y plazos. No en vano, Gobierno regional y Ayuntamiento de Santander son partícipes, y por lo tanto corresponsables, de un proyecto esencial para la región.
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