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¡Sorpresa!, ya está aquí septiembre y con él un nuevo curso, que parece que no será a estrenar, sino seminuevo, porque ya nos suena la cantinela. ¿Y cuál es el plan? Tenemos preguntas para aburrir para los próceres del semicírculo o hemiciclo, tantas como ... incertidumbres y escepticismo. Los países con los que siempre nos comparamos tienen un protocolo claro. Que resulte o no, se verá. Pero el prospecto hispánico es tan variopinto, dispar o desconocido, que, a buen seguro, deprisa y corriendo, aparecerán modificaciones sobre el modificado y anexos al apéndice. Con disensos de tal y cual autonomía al acuerdo, porque han decidido que sus alumnos estarán mejor separados a 1,56 metros, ya que sólo a metro y medio sería inaceptable.
Las decisiones son a menudo semitransparentes, sólo vemos lo que quieren que veamos, el resto aparecen como por arte de birlibirloque. Un ministerio que ha sido desmantelado para beneplácito del nacional autonomismo -mismo caso que la sanidad- es incapaz de dar soluciones.
En marzo se les vieron las costuras a los diecisiete sistemas educativos del país, ¿alguien da más? Se improvisó. Profesores, padres, hijos y Espíritu Santo, hicieron lo que pudieron, con más voluntad que medios. Muchos vieron, vimos, que era el momento de hacer tabula rasa y de una vez por todas consensuar un sistema educativo único y a largo plazo. Nada de otra galaxia: ir, ver, copiar y adaptar lo que ya funciona en otros lares. Países, a quienes también ahora se les ha ocurrido disminuir la ratio de alumnos por clase y ampliar los espacios. Es decir, contratar más profesores e invertir en infraestructuras.
Oigo decir que como todo niño, joven o familia tiene móvil, ya tienen conexión y pueden aprender online. ¿Alguien se imagina o ha probado a estudiar a través de un móvil un curso o algún trimestre? Si finalmente la educación presencial en nuestra idílica Cantabria se ve descafeinada y hay que ir deambulando entre la clase y el ciberespacio, desde primavera algunas cosillas se podían haber ido haciendo. Por ejemplo, una plataforma educativa práctica y efectiva desde donde trabajar todos los implicados en la educación en caso de volver a «distanciarnos».
Yo siempre he sido de la leche entera. Ahora, la cerveza es sin alcohol, el chocolate sin azúcar y la tortilla sin huevo y sin patata... Y si la educación tiene que ser semi... Que así sea, pero bien hecha. Como soy un rebelde hoy ceno un huevo frito de dos yemas de picasuelos, con patatas de Valdelomar y chorizo frito del Asón... Y tazón de leche entera. A lo loco y que sea lo que algún semidiós quiera.
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