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El espíritu olímpico

La retirada de un judoca argelino para no competir con un israelí no tiene en cuenta la deportividad

Lunes, 26 de julio 2021, 07:26

Podemos discutir todo lo que se quiera sobre el espíritu olímpico, sobre la verdadera realidad de intereses que conforman todo el entramado de unos Juegos Olímpicos y cómo, demasiadas veces, la influencia nociva de la radicalidad política ha degradado la esencia de la ... competición deportiva, o se ha utilizado para diversas reivindicaciones como el guante en el puño alzado de deportistas negros, e incluso la ha ensangrentado como ocurrió en Múnich en 1972 con el asesinato de once atletas israelíes. Son antecedentes que también nos demuestran la evolución de los diversos conflictos que todavía se sufren en el mundo y que provocan reacciones viscerales. En los Juegos de Tokio, la gran amenaza se llama coronavirus y se han adoptado medidas de seguridad muy exigentes, atosigantes en algunos momentos para los participantes. El virus no perdona y no conoce ningún espíritu olímpico. Las decisiones para preservar la seguridad y evitar cualquier acción terrorista son tan exigentes o más que las adoptadas contra el covid y se mantienen unos requisitos exhaustivos. Sin embargo, la evolución de las relaciones internacionales en los últimos meses no ha llegado a algunos países en el caso del conflicto entre israelíes y palestinos, que vivió hace pocos meses un episodio muy violento en la Franja de Gaza por la contundente respuesta israelí al lanzamiento de miles de cohetes por parte de milicias palestinas.

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