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Se daba un general acuerdo por parte de todos sobre la calma feliz que coronaría la pandemia del covid. Con ansiedad deseamos su fin, observando un horizonte de serenidad, cercanía, trabajo y esperanza. Pero.... sin apenas darnos cuenta, hemos sido invadidos por una pandemia más ... negativa, más destructora, más devastadora.
-«¿Qué hacemos estos días de vacaciones? ¿Has pensado algo?», comenta la esposa a su marido.
-«¿Tú crees que se puede pensar? Si cada día se da un panorama completamente distinto... Carecíamos de materias primas, nos llega una remesa, pensamos que tendríamos para una temporada y en unos días ya se ha terminado. Es un desconcierto que no se puede controlar, de aquí que no pueda darte una respuesta. La única que se me ocurre es la de que si me voy no pueda volver a mi trabajo», contesta el marido.
-«Podemos ir donde mi hermana, aunque a los niños les guste la playa».
-«Bueno. Aunque ya sabes que mi cuñado no me traga, y eso que tiene la suerte de tener trabajo seguro».
-«También tenemos que pensar en 'lo' del niño mayor. Este año, por la enfermedad que sufrió, no obtuvo las notas de siempre y quizá la retiren la beca. ¡Qué suerte tienen los de Madrid que se las dan aunque a sus padres les caigan los billetes de los bolsillos! Tenemos que dirigirnos al instituto y perder la plaza. He hablado con él, y lo acepta de buen grado por la situación en la que vivimos y que él la entiende. Bueno, a ver si les llevamos unos días fuera de casa, haz un esfuerzo».
- «Si puedo sí, pero con miedo por si a la vuelta no me abren la puerta».
-«¡Qué vida! Nos quejábamos en la pandemia por no poder salir, y ahora no quiero salir; una sandía que hace dos años los productores las destruían, ahora no se puede comer de cara. Y ya no digamos el pan y la leche, alimentos imprescindibles, por no hablar de la carne, el pescado, las verduras y la fruta, productos inaccesibles. Hay que hacer un verdadero equilibrio para hacer una comida decente, pensando además en la ropa de los niños y en la hipoteca de la casa. Menos mal que no cambiamos de coche, aunque el combustible se ha puesto por las nubes. Has acertado al ponerte de acuerdo con Pedro e ir al trabajo cada día en un coche».
Pero a pesar de esas medidas, que parece que están dando positivos resultados, al final en la casa no se observan. Se dice que no crecemos al ritmo necesario, que la balanza económica, o la diferencia entre lo que compramos y lo que vendemos es negativa, es decir, que la deuda crece y cada día somos más pobres por la inflación. Y todo o casi todo por Putin, el violento, narcisista, prepotente y paranoico, como le califican los que saben, pues, sin motivo real, y desde la fantasía de que invadiría Rusia, un buen día lanzó sus caballos sobre Ucrania, con lo que trastocó el orden mundial.
La OTAN, temerosa de que hiciera lo mismo con los países bálticos, reforzó su seguridad, los países del norte de Europa en estado crónico de neutralidad solicitaron su ingreso en la OTAN, que se ha reforzado señalando una nueva estrategia, en la que se propone un gasto del 2% del PIB de cada país miembro, temiendo que la tibieza de China algún día sorprendiera invadiendo Taiwán. Y aquí viene una paradoja. La parte de Unidas Podemos del Gobierno está de parte de la paz (¿y quién no?) por lo que no hay que armarse.
Tengo un amigo que ha gastado dinero en una vigilancia especial en su casa de campo. Todos, unos más que otros, tratamos de poner la mejor cerradura a la puerta de nuestra casa. Las autoridades, además de Policía y Guardia Civil, disponen de cámaras en cuantos lugares se muestran especialmente sensibles, en los que potencialmente puede haber algún problema de enfrentamiento público. La seguridad que provoca la disuasión es el arma más útil para mantener la paz, porque el individuo desde el principio de los tiempos está movido por la codicia de obtener y dominar, además de poseer.
Cuando la policía vigila los estadios en los partidos de fútbol, actos superlúdicos que el individuo trasforma en ocasiones en drama, ¿por qué lo hace con armas o con perros adiestrados? ¿Alguien cree que es para matar, para asesinar, para degollar a los asistentes a esos partidos? Despierten, evolucionen, aunque su lema, como el mío sea, el 'No a la guerra'.
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