![Abu: ¿cómo evito el covid?](https://s1.ppllstatics.com/eldiariomontanes/www/multimedia/202011/17/media/cortadas/59946848--1248x1248.jpg)
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Entender de manera sencilla algunos de los mecanismos/vías claves por los que los «maléficos» virus nos «invaden» y nos infectan es vital para que cada ciudadano, sin imposición alguna, tome medidas preventivas que le preserven o, al menos, reduzcan muy significativamente la probabilidad de ... enfermar y/o de contagiar. De ello, los individuos y la ciudadanía resultaríamos, sin duda, beneficiados.
En estos tiempos en los que los más pequeños están dando a los mayores auténticas lecciones de comportamiento (abuelo, te has olvidado la mascarilla; mamá, no has guardado la distancia social; tío, no deberías fumar en la terraza; abuela, no deberías haber tomado el ascensor con personas desconocidas...), sigue siendo necesaria la concienciación de los ciudadanos para lograr mayores contribuciones en la toma de medidas preventivas que eviten su contagio y enfermedad. Las cifras actuales de contagiados/enfermos así nos lo demandan.
Ávidos de saber, nuestros niños nos interrogan de los por qués de las cosas y, éste es el caso figurado, que ocupa este artículo, que trata de ofrecer al público en general de forma muy llana y sencilla algunas claves que les ayuden y sugieran toma de decisiones preventivas de muy sencilla implementación.
Los ambientes en los que cotidianamente vive el ser humano o desarrolla su actividad, no están exentos de gérmenes en general y microorganismos tales como virus, bacterias, protozoos, hongos, etc., que pueden invadir el cuerpo humano, multiplicarse en él (infectándolo) y enfermarlo. Dependiendo de las condiciones del cuerpo invadido, del tipo de «maléfico invasor», el daño que la enfermedad contraída causa puede ser leve o puede, incluso, originar su muerte como ha sucedido en la inesperada y arrolladora pandemia covid-19 causada por unos coronavirus identificados como SARS-CoV-2.
Al tener unas dimensiones del entorno de 100 nanómetros (nm) (100m/1000000000) estos «bichitos» diminutos son imperceptibles por el ojo humano, pudiéndose encontrar en cualquier sitio del medio ambiente -suelo, paredes, puertas, en el agua, en el aire, en los alimentos que tomamos, en animales...-. Para que se entienda fácilmente, el diámetro de un cabello humano puede ser más de mil veces mayor que el diámetro de un coronavirus SARS-CoV-2. Tan diminutos y maléficos invasores (pueden ser incluso 10 veces menores que el tamaño medio citado) pueden «colarse» por las diferentes cavidades del cuerpo humano, alcanzar el tejido, órgano o lugar del mismo en el que encuentren facilidad para «vivir», reproducirse masivamente y enfermarlo.
El conocimiento científico adquirido sugiere que las vías fundamentales que habitualmente usan los «maléficos invasores» para introducirse en el cuerpo humano, son la boca, la nariz y los ojos. A ellos pueden confluir por: contactos directos o/indirectos, y por transmisión aérea, bien incluidos en gotitas de agua fruto de la respiración, de toses o de estornudos, o bien en aerosoles.
Los «maléficos infecciosos» acceden por contactos directos cuando hay contacto físico con la persona infectada; por contactos indirectos al depositarse sobre superficies de objetos físicos tales como mesas, puertas, botoneras de ascensores, manillas de puertas, bolsos, etc. En ambos casos, con gran probabilidad de que sea a través de nuestras manos al tocarnos boca, nariz o frotarnos los ojos. Acceden también por el aire. Están en las gotitas de agua que son generadas al respirar, toser o estornudar el individuo infectado y, también, por aerosoles, a través de los cuales pueden alcanzar más de cinco metros. Con gran probabilidad, el modo más común de propagación de los «virus maléficos» es a través de las citadas gotitas de agua impulsadas (por la persona infectada) directamente a las superficies mucosas de un individuo receptor. Las gotas respiratorias, al ser más grandes, generalmente caen al suelo tras viajar distancias cortas, pero debe considerarse que tras depositarse en superficies, si un individuo las toca puede infectarse.
Para que el lector entienda los citados mecanismos de transmisión que le faculten para entender las medidas de protección que nos dictan las autoridades sanitarias y pueda tomar mediadas propias de autoprotección, permítanme que les aporte unos datos relevantes:
En una gotita se pueden propagar muchos miles de virus. Asumiendo que los diámetros de las gotitas respiratorias suelen encontrase entre 5 y 15 micrómetros (1m/1000000), que ambos (virus y gotitas tuviesen geometrías esféricas), resultaría que una gotita tiene un volumen aproximadamente un millón de veces mayor que el de un virus, lo que induce a pensar que en una gotita se podrían propagar muchos miles de virus cuando es expulsada por un individuo infectado.
Al toser o estornudar se expulsan miles de gotitas, que son impulsadas y, por tanto, se pueden propagar más lejos o introducirse más profundamente. Las gotitas al evaporarse pueden originar que los invasores nocivos queden suspendidos en el aire tiempos muy significativos. Puede suceder también que las gotitas expulsadas al toser o estornudar, se evaporen (se desprenden de agua) haciéndose más pequeñitas. Al pesar menos, los invasores nocivos que contienen, «muy aglutinados», pueden «flotar» en el aire períodos más prolongados de tiempo.
Las gotitas podrían volver a reflotar. Se admite, asimismo, que en combinación con una actividad generadora de aerosoles (como hacer una cama, quitarse el equipo de protección personal en un centro sanitario, etc.) las citadas gotitas pueden potencialmente resuspenderse (volver a flotar) tras disminuir su tamaño debido a experimentar procesos de evaporación.
A la luz de estos datos, el lector puede entender la vigencia del eslogan que hace cien años se acuñó en Estados Unidos como consecuencia de la conocida pandemia de la «gripe española»: «la tos y los estornudos propagan enfermedades». Admitiendo que se ha de convivir con gérmenes patógenos en el medioambiente, la estrategia más eficaz para convivir/reducir/erradicar la enfermedad es la vacunación. Dado que la enfermedad covid-19 es fundamentalmente una infección viral respiratoria originada por el virus SARS-Cov-2 introducido a través de la boca, la nariz y los ojos, se pueden establecer estrategias preventivas: evitar que los virus patógenos se «cuelen» por las citadas vías (utilizando mascarillas, limpieza frecuente de las manos, geles, pantallas, equipos de protección, distancias sociales, etc.) y lograr medioambientes exentos de patógenos o que presenten cargas virales muy reducidas. Pero, esto será objeto de otro artículo en el que se ofrecerá una estrategia eficaz, segura, sin contacto, sin productos químicos, capaz de purificar y desinfectar los ambientes en los que el ser humano desarrolle su vida.
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