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Estamos ahí, un día más, Lucho y yo, en la terraza del Torino, y dice: Mi hermana y su marido se van a Tierra Santa de vacaciones. Lucho es un ente de ficción, de acuerdo, pero eso no le impide tener familia. Sería injusto que ... no la tuviera. De hecho, lleva un tiempo investigando en su árbol genealógico y ahora presume de que un antepasado suyo fue pirata en el Caribe. Pero ancestros piráticos tenemos todos, creo yo. En fin, hay cosas que es mejor no saber. No obstante, su hermana y su cuñado siempre están programando algún viajecito. Les encanta el tema. Como ya están jubilados y no saben de qué hablar, se apuntan a viajecitos. Que luego muchos salen bastante cutres, pero bueno. Son 'boomers', se lo pueden permitir y no lo pueden evitar. Ya se sabía que la jubilación de los 'boomers' iba a ser así, jacarandosa: viajera y hostelera. Lo que no sabemos es cómo será la de los que vienen detrás. Pero ese es otro problema. Ya llegará. Que todos bailamos una danza mágica y macabra alrededor del fuego, lo sé. Y que vivir es un poco eso, también. Pero que ahora el fuego ya no es una simple hoguera sino algo espectral, eso también lo sé. O debería. En cualquier caso, le digo, ¿no será un poco peligroso acercarse a esa zona precisamente ahora que están matando a los palestinos? El asunto es que tenían programado el viaje con mucha antelación. Porque ahora lo tienes que hacer todo con mucha antelación. Te puede saltar una guerra en cualquier momento y te arruina las vacaciones. El hermano de mi cuñado y su mujer iban a ir a Finlandia, pero no saben qué hacer. Cada día está todo más revuelto, le digo. Que aún estemos aquí, ya es algo, dice él.
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