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Dos grandes amenazas han irrumpido en nuestra sociedad actual: la pandemia del coronavirus y la emergencia climática. Tanto la una como la otra tienen graves consecuencias sobre la salud humana, sobre la biodiversidad, sobre la economía y, en definitiva, sobre la organización de la ... sociedad actual.
El 14 de marzo de 2020 ha marcado un antes y un después en la sociedad. En estos días no sólo se ha puesto en juego la salud y la vida de muchas personas de este país sino que también se han puesto de manifiesto enormes carencias y necesidades de la sociedad actual. Así, esta pandemia, ha corroborado la necesidad de un Estado fuerte, reflejado en unos servicios públicos potentes, pues ha quedado demostrado, una vez más, que sólo desde lo público se puede hacer frente con garantías de calidad e igualdad a las necesidades económicas, personales y sociales. El Covid-19 nos ha hecho volver a nuestros orígenes. La naturaleza y el sector primario ha sido uno de los pilares claves en este escenario y ha venido a poner negro sobre blanco las reivindicaciones que este sector llevan haciendo desde hace tiempo. La industria también ha sido otro pilar fundamental, ya que ha servido para dar cobertura a las necesidades materiales fundamentales y ha sido sostén de parte de la economía del país. Sin embargo, también se ha puesto en evidencia que es necesaria una fuerte inversión para conseguir un sector industrial moderno, respetuoso con el medioambiente, que permita alcanzar un sistema económico y laboral más fuerte, con una menor dependencia económica del sector turístico estacional e internacional y que sea la base de una sociedad en la que prime el reparto de la riqueza y la igualdad.
Esta pandemia ha dejado al descubierto un mercado de trabajo totalmente precarizado en el que el ahorro familiar es algo prácticamente imposible, un mercado de trabajo que tiene como resultado una sociedad con grandes desigualdades, con elevado nivel de pobreza, con una clase trabajadora que sufre en carne propia no sólo las consecuencias de los vaivenes económicos, sino también de las pandemias ya que algunos estudios indican que la mortalidad ocasionada por el Covid-19 ha sido más alta en aquellas personas con menores recursos económicos.
Algunas voces, como la del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, señalan que el Covid-19 surgido de la naturaleza ha puesto de relieve la íntima conexión que existe entre la salud humana y nuestra relación con el mundo natural. Por ello, Antonio Guterres asegura que «para mitigar las perturbaciones climáticas, garantizar la seguridad alimentaria e hídrica, así como para prevenir futuras pandemias; es fundamental conservar y gestionar de forma sostenible la diversidad biológica».
De hecho el Día Mundial del Medioambiente de 2020 se centra en la biodiversidad y la necesidad de su preservación. Numerosos estudios científicos advierten de que la pérdida de biodiversidad podría aumentar los casos de enfermedades transmitidas de los animales a las personas. Y esta biodiversidad está amenazada por el cambio climático. La UGT, junto con otros colectivos, viene denunciando desde hace décadas, la situación de emergencia climática en la que está sumida nuestro planeta. La necesidad de actuación es urgente y vital. Para mitigar la crisis originada por el Covid-19, Europa está planteando importantes paquetes de estímulo económico que los distintos Gobiernos utilizarán en sus territorios. El uso que se haga de ellos es vital para la sociedad y por ende para la clase trabajadora.
Las medidas de revitalización han de ir enmarcadas en el ámbito de la lucha contra el cambio climático. Este es el momento, el Pacto Verde Europeo ha de ser el ámbito y en él se ha de diseñar la estrategia de crecimiento, basada fundamentalmente en cuatro pilares: digitalización, descarbonización, resiliencia y transición justa, entendiendo que la competitividad y el medio ambiente van de la mano, porque si no hay sostenibilidad ambiental no hay sostenibilidad económica ni sostenibilidad social y entendiendo también que este camino se ha de realizar en condiciones de igualdad, sin dejar a nadie atrás.
Cantabria tiene unas condiciones ideales para aprovechar las oportunidades que supone esta estrategia de recuperación, pero ha de ponerse a trabajar ya. Ahora más que nunca es necesario realizar un análisis de las fortalezas y oportunidades que las distintas comarcas presentan para salir de esta crisis en el marco de este Pacto Verde Europeo.
Desde UGT-Cantabria rechazamos salidas basadas en modelos arcaicos que ya han demostrado sobradamente que lo único que acarrean es corrupción y pobreza. Instamos al Gobierno de Cantabria a iniciar esta reconstrucción en el ámbito del pacto verde, a través de una transición justa y con el diálogo social como herramienta básica.
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