PP: Un futuro incierto
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Génova difunde sistemáticamente sus planes para el relevo de Buruaga, pero la cúpula del partido en Cantabria no parece dispuesta a rendirse sin condicionesTodos los meses llegan puntualmente las filtraciones de la madrileña calle Génova sobre los planes para el cambio de liderazgo en el PP de Cantabria que actualmente representa María José Sáenz de Buruaga. Es una demolición a fuego lento, más dolorosa si ... cabe porque está fraguada en la 'casa madre', sin fecha fija y con un desenlace incierto porque todo es posible, desde un relevo pactado hasta una nueva batalla en la guerra abierta en el partido en el convulso congreso regional de 2017.
Los críticos de Buruaga y su equipo juzgan que el cambio es inevitable porque su etapa ya ha caducado, porque el partido no recupera la cohesión y el vigor perdidos, y porque las expectativas electorales son malas. Lo que no se sabe es el calendario que manejan en Madrid. Hay quienes piensan que puede ser inminente, aunque ahora la dirección del partido está centrada en las elecciones catalanas, si es que finalmente pueden celebrarse, y quienes dan más margen de tiempo a la operación. Tampoco el procedimiento está claro, así que proliferan las teorías. Acaso una gestora para que ejerza el mando hasta el próximo congreso cuando toque, aunque a día de hoy no hay un conflicto interno que justifique una medida tan drástica. Si fuera posible, les parecería más presentable y menos conflictiva la renuncia voluntaria de Buruaga, que a cambio debiera incluir una salida airosa para la presidenta del partido. O sea, ese tipo de cortesía que los grandes partidos antes concedían a los dirigentes amortizados y que han ido cayendo en desuso a medida que las luchas internas, envueltas en las tan democráticas como destructivas primarias, se libran a vida o muerte y sin compasión.
En las especulaciones sobre la sucesión siempre destacan dos nombres. En primer lugar, Gema Igual, la alcaldesa de Santander, el más firme valor del PP regional. Nunca se la ha visto muy interesada en ejercer tareas de responsabilidad en el partido, lo cual le supondría, en esta situación tan convulsa, un tiempo y un desgaste que quizá no se puede permitir cuando está dedicada en exclusiva a defender la gran fortaleza del PP que es la Alcaldía de la capital. El otro referente para el nuevo liderazgo es el diputado nacional Diego Movellán, que apoyó a Pablo Casado en el congreso nacional, frente al 'sorayismo' en el que militaron Buruaga y su círculo. Y que está bien conectado en Génova.
La presión de Madrid sobre Buruaga ha sido constante durante los casi cuatro años transcurridos desde que ganó por cuatro votos el congreso que le enfrentó a Ignacio Diego. Tuvo que sobreponerse a la humillación de que Ruth Beitia fuese candidata autonómica nombrada por Pablo Casado, aunque sólo fuera unos días, y más recientemente ha visto cómo Génova anulaba la renovación de las juntas locales. Este era un proceso que Buruaga y su gente tenían bien encaminado para consolidar su dominio de la organización frente al sector minoritario más afín a Movellán.
En la dirección del PP cántabro creen que la ofensiva sobre Buruaga lleva la firma y la bendición del área que controla el secretario general, Teodoro García Egea, quien no perdona al partido en Cantabria el fracaso de la 'operación Beitia' que él patrocinaba. Prefieren creer que Pablo Casado no participa en la maniobra, porque su trato con Buruaga es fluido y cordial. Salvo que Casado y Egea se hayan repartido los papeles de 'poli bueno' y 'poli malo' en este guión del cambio en Cantabria. Eso tampoco sería tan raro.
En la cúpula del PP están preparados para todo. Con Gema Igual en la línea de sucesión seguramente no habría grandes problemas, aunque tienden a creer que la alcaldesa no está por la labor. Con Diego Movellán, sin embargo, no estarían dispuestos a cederle el paso sin presentar batalla. Ya desde las vísperas del ciclo electoral de 2019, el diputado nacional es el gran enemigo del oficialismo en el PP regional.
La renovación territorial que se plantea Génova apunta a los dirigentes que no están en el poder. Además de Cantabria, están en la diana Valencia, Extremadura o La Rioja. Las diferencias ideológicas y orgánicas no cuentan cuando se trata del presidente gallego Núñez Feijóo o del andaluz Moreno Bonilla, aunque también se han creado serias interferencias en el gran feudo madrileño del PP, entre la presidenta Díaz Ayuso y el alcalde Almeida.
María José Sáenz de Buruaga habría reforzado su posición si el PP hubiese tenido la oportunidad de garantizar la estabilidad de Revilla en el Gobierno de Cantabria, en caso de que el presidente rompiese la coalición con el PSOE, tal como le ofreció Pablo Casado ahora hace un año en el debate de investidura de Pedro Sánchez. A ese propósito se ha dedicado el PP cántabro durante todo el año 2020, pero la operación ruptura nunca cuajó.
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