Historias-letra

En la espiral de los tiempos, las letras vuelven a ser dibujos y contar historias, incluida la de Cantabria. Por ejemplo, económica. Una V es una recesión profunda con salida rápida. Una W, una recesión con recaída, como la que sufrimos gracias a Frau Merkel y al desconocimiento de Keynes en media Europa. Una U es una recesión que se arrastra y se prolonga un tiempo, antes de una remontada final: ojo que esto es ahora mismo una probabilidad, no sabría decir en qué porcentaje, pues solo soy 'letrógrafo'. Una L es una caída del PIB que no encuentra solución: el país se queda indefinidamente en un nivel más bajo, se empobrece estructuralmente. Una K expresa que, en alguna recesión, unos salen prosperando y creciendo y otros caen en un pozo irremediable; diferencia de fortunas, literales y metafóricas.

Está cerca el momento en que haya quinielas en las casas de apuestas para invertir en esta WULVK. Sin duda, se pueden unir para contar historias más largas. Una N es como una V con un prólogo de crecimiento. Una Y, la misma V pero con una caída y recuperación fulminantes. Algún día, la asignatura más importante de macroeconomía será el alfabeto. A la inversa, si no sabemos la historia que cuentan las letras, en realidad se nos podría considerar no alfabetizados. Después de todo, la historia económica de Cantabria podría enunciarse con una sola palabra, siempre que acertásemos con los dibujos. Cantabria misma es, demográfica y económicamente, una T. Dichosos quienes sepan leer economías: tendrán eso que Comte llamaba «la presidencia mental del porvenir».