Hora de pedírselo

El nazismo provocó la diáspora del talento y aunque Viena sigue siendo una gran universidad, la falta de continuidad de aquellas brillantes generaciones pesa aún gravemente sobre una ciudad que debiera ser hoy el Oxford del Danubio.

Ahora que el Gobierno de España quiere descentralizar instituciones nacionales (no tanto trasladar las que están en Madrid, como asentar las de nueva creación), puede que alguien en Cantabria haya empezado a preguntarse qué nos pedimos. Mi propuesta es que nos pidamos todo aquello que concentre personas de talento en algunos campos avanzados de las ciencias y las artes, o bien relacionados con retos de inmediato futuro, como el cambio climático, la globalización económica, la medicina o las nuevas tecnologías de la información. Y el cascarón de la UIMP puede servir para más que para los veranos.

El afable profesor Welskopp está ahora 'im Jenseits', en el más allá. Su universidad y su ciudad, Bielefeld, de lo moderno del país y no de la red académica más tradicional y encorsetada, destacaron precisamente por la concentración de libertad y talentos. Es una de las pocas cosas que podemos asegurar que funcionan. Convendría ir identificando oportunidades.