El año jabalí

No tenemos obligación de apostar en internet por uno de los dos púgiles. Llegará el 31 de diciembre y en unos meses se descubrirá el pastel de la ejecución. Pero lo que fuere ya no llevará arreglo, porque solo Marty McFly puede regresar al pasado a adjudicar obras públicas prometidas en otro pasado aún más remoto.

En 2021 Cantabria anotó un superávit de 128 millones y en 2020, de 58 millones. Que pueda encadenar un tercer año consecutivo de hucha-cerdito no sería inverosímil. Aquí sobra dinero oficial en plena crisis, aunque no sé si esta situación tiene buena defensa. Creíamos que la política es para que le sobre algo de dinero al ciudadano, no al político. Mal creído. La AIReF se queja de que Cantabria todavía no ha aplicado su exceso de financiación del año pasado.

Cristina Herrero rubrica el informe en que advierte a Cantabria que, si destina los ingresos extra que va a tener en 2023 y 2024 a incrementar gasto estructural, va a ser una región muy vulnerable a partir de 2025, con gastos imposibles de cubrir con ingresos normales, y un alto nivel de deuda. Temo que la presidenta de AIReF no se percata de que decirlo así, referido a 2025, es una invitación a la verbena electoral de la Autoridad Independiente de Cualquier Responsabilidad Fiscal, es decir, gobernantes con comicios en diez meses, donde se juegan el sueldo de cuatro años. ¿2025? ¿Qué es? ¿Un jabalí?