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Hace muchos años, un neurólogo trataba de hacerme entender qué pasaba por la cabeza de alguien hiperactivo: «Es como si tuvieran dentro a alguien con un mando a distancia, que cambia de canal cada 20 segundos». Me encantan esas explicaciones para torpes, porque suelo captarlas ... a la primera, pero en esta ocasión no llegué a comprender su verdadera dimensión hasta ayer, cuando descubrí que esa persona con el mando en la mano era Martina –15 años, quince–, que viajaba conmigo en coche y se había apoderado del móvil y la cuenta premium.

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