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Ya el año pasado por estas fechas fueron frecuentes las bromas, que ahora se repiten, sobre que la sintonía política entre PP y PRC es tanta que hasta celebran la Navidad en el mismo complejo hostelero de Mogro, con pocas horas de diferencia y un ... menú parecido. Para frenar las chanzas y las sospechas en las filas propias y en las ajenas, populares y regionalistas toman distancia entre ellos. La presidenta Buruaga afirma que el PRC no le marca el paso a su Gobierno y Revilla replica que la gestión del PP sería insolvente del todo si no fuera por los proyectos que le dejó en marcha el Ejecutivo de coalición y por los votos que le presta el PRC en los Presupuestos. Lo cierto es que al margen de las escaramuzas dialécticas a los dos principales partidos de Cantabria les debe ir bien cuando llegan fácilmente a acuerdos en asuntos trascendentales como las cuentas presupuestarias, la rebaja fiscal o las leyes del suelo y la vivienda.
A la hora del balance de fin de año, el PP puede transmitir la razonable tranquilidad del partido que está en el poder, que maneja algunos buenos indicadores en la economía y el empleo y que dispone de un presupuesto para el ejercicio entrante, aprobado este viernes en el último debate parlamentario antes de las largas vacaciones de Navidad. No es que haya sido un año absolutamente plácido para el Gobierno que Sáenz de Buruaga ha tenido que renovar en fecha tan temprana como la que marca el final del primer año de la legislatura. Algunos de los consejeros han sido reprobados en el Parlamento y han afrontado situaciones críticas en materias como la sanidad, la educación, la ganadería o la industria.
Pero al tiempo el Gobierno popular ha podido sacar adelante asuntos importantes en la gestión y en la acción legislativa, y entre ellos, los Presupuestos de 2023 y 2024 negociados ambos con el PRC en cinco minutos. También ha mostrado flexibilidad el PP a la hora de pactar con Vox la derogación de la Ley de Memoria Democrática como reclamaba el sector del electorado más inclinado a la derecha.
Respecto al futuro, el PP observa un horizonte más claro que sus adversarios. Para empezar, tiene una candidata para 2027, la actual presidenta Buruaga que acaba de apuntarse un plus de visibilidad en la reciente Conferencia de Presidentes de La Magdalena. Para decirlo todo, a los votantes más conservadores les ha gustado menos la recepción efusiva de Buruaga a Pedro Sánchez que cuando luego le reprochó su muro ideológico o sus políticas de financiación autonómica o vivienda.
Mientras tanto, el PRC enfrenta el gran desafío de la sucesión de su eterno cartel electoral, al que se ha encaramado tantas veces el fundador del partido, Miguel Ángel Revilla, hasta el rotundo descalabro en los comicios de 2023. El proceso está siendo largo e incierto. Primero la incógnita se formulaba: ¿cuándo se irá para casa Revilla? Ahora se parece, pero el tono no es el mismo: ¿hasta cuándo se quedará Revilla al mando del partido? Y nadie lo sabe a ciencia cierta. Para el congreso que elegirá en primavera al candidato electoral tutelado por el líder histórico cada vez suenan más nombres en los corrillos: alguno de los dos Marcano, Paula Fernández, Guillermo Blanco, Rosa Díaz, Pablo Diestro… Todos diputados regionales, algunos también alcaldes.
Mientras se resuelve la gran cuestión, PP y PRC mantendrán seguramente esa combinación de importantes acuerdos y broncas soportables que alargan la tregua en la política autonómica y en la Cantabria rural donde los dos partidos gobiernan en un 80% largo de los municipios. También PSOE y Vox, que han rechazado por segundo año consecutivo los Presupuestos 2025 y que no ahorran críticas a la excesiva sintonía que perciben en PP y PRC, manejan sus propias expectativas al llegar el final de año. Los socialistas no tienen una fiesta regional de Navidad, antes celebraban el Año Nuevo y los Reyes Magos y ahora han trasladado la fiesta a primeros de mayo, pero en las agrupaciones se suceden las comidas y copas navideñas, con la pelea interna del partido como esencial tema de conversación. Pablo Zuloaga ha recibido un gran espaldarazo de Pedro Sánchez y la cúpula de Ferraz para optar a su tercer mandato como secretario general y ser candidato autonómico también por tercera vez. Los críticos de Casares han acusado el golpe, pero creen que no está todo dicho.
Vox Cantabria, que igualmente ha celebrado su cena de Navidad, transmite sensaciones encontradas. La principal duda es si el partido que lidera Santiago Abascal está volviendo a crecer tanto como auguran las encuestas, probablemente por su posición firme ante la inmigración no controlada, será capaz de recuperar la normalidad y el rumbo político en Cantabria después de tantos escándalos que le han sacudido en su actividad parlamentaria.
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