N o había terminado el escrutinio de las elecciones gallegas en la noche del domingo pasado y ya los dos grandes partidos nacionales, PP y PSOE, se habían enredado en una suerte de juego del embudo sobre el futuro. Los populares expanden su triunfo en ... Galicia a las europeas de junio y a las generales cuando toquen con Alberto Núñez Feijóo al mando, mientras que los socialistas acotan las conclusiones a la comunidad gallega, y si acaso, al debate sobre el liderazgo nacional en la derecha, porque en próximas convocatorias electorales cambiarán las tornas. Sin ir más lejos, el PSOE cuenta que el PP se estrellará en el País Vasco en abril y más adelante en Cataluña y ellos obtendrán buenos resultados y serán decisivos, aunque no pueden descartar que los independentismos terminen por pactar y dejarles tirados en una u otra comunidad o en ambas. Por lo demás, afirman, Pedro Sánchez sigue vivito y coleando para defender su domicilio en La Moncloa. Como dice el propio presidente, tiene todo el tiempo del mundo, hasta 2027, para recuperar el tono.
Que el PP haya logrado ganar de forma tan contundente en Galicia no es un misterio, como lo prueba la secuencia de cinco mayorías absolutas en 15 años. Lo tremendo para el PSOE es que esta vez su adversario le haya sacado más del triple de votos y más del cuádruple de escaños, y que haya perdido 15 puntos de apoyo respecto a las generales del 23 de julio. Claro que entonces todo el PSOE, y Sánchez el primero, decía que la amnistía a los implicados en el 'procés' era imposible por inconstitucional.
Bueno, las instrucciones de Ferraz son claras: la amnistía, y en general, los pactos con los nacionalismos no han tenido nada que ver en el fiasco de Galicia. La militancia es obediente, repite el argumentario oficial, pero reconoce en voz baja la preocupación por la deriva del partido, cada vez menos movilizada y más entregada su cúpula a los separatismos, y ahora además con el crédito tambaleante por escándalos como el 'caso Koldo'.
El secretario general del PSOE cántabro, Pablo Zuloaga, recomienda cautelosamente que hay que hacer autocrítica y el alcalde de Peñarrubia y senador, Secundino Caso, reconoce que el PSOE no tenía proyecto para Galicia. Y así es: dos partidos galleguistas, el PP moderado y el BNG radical, se han llevado por delante al PSdG que aparece tan dependiente de Madrid. Y de paso también al socio, el Sumar de Yolanda Díaz, a Podemos y a Vox.
Dice Pedro Sánchez, didáctico y condescendiente, que para relanzar al PSOE es necesario reforzar los liderazgos regionales –su propio liderazgo, al parecer, no es un problema-, incluso con referentes que no pertenezcan al partido. Bien, para liderazgos regionales ya tiene el PSOE, por ejemplo, a Emiliano García Page, la única mayoría absoluta del partido en la España autonómica, pero su discurso heterodoxo, su crítica a las cesiones a los independentistas molesta demasiado a los disciplinados perdedores del aparato sanchista que insultan en las redes sociales al presidente castellano-manchego y a los socialistas menos genuflexos. También desde Cantabria, por cierto.
'El PSOE es el partido que más se parece a España', repetía Pedro Sánchez la frase que daba título a un documental orgánico presentado en 2022, para conmemorar los 40 años del histórico triunfo en las generales de 1982, con González y Guerra al mando, pero es muy probable que esta teoría sea cada vez menos cierta para un sector del electorado al que le cuesta reconocer en el PSOE al partido que apoyó siempre.
En Cantabria, el PP recibe como otra inyección de moral el gran triunfo del partido en Galicia. La opinión general se apunta a la euforia, a que es el pórtico de otra victoria contundente en las urnas europeas, que a su vez serán el anticipo del anhelado cambio de ciclo en las generales después del gran disgusto que les proporcionó hace siete meses un adversario tan duro como Pedro Sánchez.
La lectura optimista también vale para casa. En el PP cántabro quieren creer que si ahora se celebrasen elecciones autonómicas estarían cerca de la mayoría absoluta de los 18 diputados, tres más de los que tiene ahora. Por circunstancias favorables propias y por las carencias ajenas. Es el único partido que ya tiene en María José Sáenz de Buruaga una candidata en toda regla, frente a la incierta sucesión de Miguel Ángel Revilla en el PRC, el declive general de un Vox dividido y las familias socialistas al albur del rumbo que tome el sanchismo. En ese panorama, la tendencia ganadora del PP y de Feijóo en toda España no puede más que favorecer las expectativas en Cantabria, aunque como los propios populares admiten queda tiempo más que suficiente para que los errores se acumulen y el entusiasmo se disipe.
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