El justiciero cántabro

Cambió las flechas de la ficción por denuncias ante la Agencia Tributaria, cuya función es recaudar, y por ello cuenta con todos los medios más avanzados, no como la Guardia Civil, cuyos agentes se juegan la vida –literalmente– desnudos de recursos. Y aún un grupo de malnacidos con escaño les niegan hasta un minuto de silencio en memoria de los asesinados. Luego, paradójicamente, investigaciones como estas las tienen que asumir y resolver las infravaloradas Fuerzas de Orden Público.

Volviendo al Justiciero Cántabro, todos nos preguntamos ¿Y quién será él? ¿Será un funcionario próximo a los implicados en ambas tramas? Por el conocimiento de los hechos y detalles del proceder de los corruptos implicados, y los datos facilitados para la investigación, cuadra a la perfección…

¿Será quizá un empresario, harto de padecer los agravios en favor de los que sobornaban y se llevaban los contratos? Los perjuicios sufridos bien podrían haberle llevado a denunciar, desde el conocimiento del modus operandi de los presuntos delincuentes –a los cuales podría identificar– y del importe de las 'mordidas' impuestas para dar prioridad a sus 'patrocinadores'.

¿Será, tal vez, un político, en busca de réditos electorales? Tras destaparse el 'caso Obras Públicas' se especuló con una posible filtración socialista, a favor de una encuesta en la que su candidato superaba al regionalista, para así pasar a liderar la coalición gobernante… ¿Un Zuloaga enmascarado?

Sea quien fuere el enigmático denunciante anónimo, gracias. Y… corruptos de Cantabria, ¡temblad! ¡El Justiciero Cántabro os acecha.