¿Proyectos u ocurrencias?

Ante esta sucesión de reveses para nuestra comunidad caben dos posturas: la primera, la más fácil, la del mal estudiante que achaca sus bajas calificaciones a que el profesor le tiene manía –Bruselas y Madrid nos maltratan– y la segunda, más lógica y coherente, preguntarse si las malas notas no se deberán a que no se han hecho los deberes adecuadamente. Cabe reflexionar si, desde hace décadas, en Cantabria se plantean proyectos serios, o si nuestros políticos más bien proponen ocurrencias sin base cierta. Proyecto, según la RAE, es el planteamiento y disposición para la ejecución de algo de importancia. Ocurrencia es, por contra, una idea inesperada que genera la imaginación.

Los empresarios de esta tierra llevan lustros, si no décadas, pidiendo un plan serio de futuro para Cantabria, sin éxito. Mientras, los sucesivos gobiernos regionales han estado más en el festejo, persiguiendo la foto y el titular en el periódico, que en el planteamiento riguroso de iniciativas de desarrollo y progreso. Por el camino, decenas de proyectos serios y viables se han desvanecido, o se han marchado a otras comunidades, donde florecen, mientras nuestra industria se marchita. «Cantabria exporta talento empresarial» titulaba ayer este periódico. Quizá más que exportar, expulsa el talento empresarial, y así nos va.

El tren a Bilbao de 2.000 millones no se hará. Lo de La Pasiega veremos en qué queda. Necesitamos imperiosamente más proyectos serios y menos ocurrencias.