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La herencia más vergonzosa e intolerable del anterior Gobierno regional es la lista de espera sanitaria. Supongo que los cinco meses de demora media para una operación quirúrgica deben ser uno de los aspectos clave de esa «Cantabria esplendorosa» que va pregonando el expresidente. Con ... el nuevo Gobierno, la situación progresa inadecuadamente, porque sigue creciendo, aunque 100 días no son plazo suficiente para desfacer tal entuerto. En su análisis de la situación, el consejero de Salud, César Pascual, dijo aquello de la clase business y la clase turista, vamos, que siempre ha habido ricos y pobres, y que si no estás entre los primeros… ajo y agua.
Ante la que se lió, poco tardó Pascual en rectificar y pedir disculpas, pero me temo que lo que sucedió no fue un lapsus, sino que al consejero le traicionó el subconsciente y dijo lo que realmente piensa. Más bien, lo que ya es una realidad, porque todo el que puede permitírselo paga su sanidad privada para huir de las insufribles demoras en citas y pruebas médicas.
El problema de las listas de espera es complejo, sin duda, pero tiene mucho que ver con la gestión de recursos, técnicos y humanos. Un veterano y reputado especialista de Valdecilla me aseguraba al respecto que «no se quieren pisar la manguera unos a otros», aludiendo a la escasa voluntad de quienes mandan de acabar con determinados usos y costumbres. Un médico no puede ser un funcionario, ni anteponer reivindicaciones económicas a su vocación asistencial.
Aseguró el consejero en su rectificación que «con el PP no habrá copagos». Lo celebramos todos los cántabros. Somos la comunidad española que mejor nota pone a la sanidad, pese a las listas de espera. Acabe con ellas y no nos toque los copagos.
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