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Según las encuestas, «está todo el pescado vendido» para el domingo en Cantabria, pero el inicio de legislatura regional, en medio de la campaña electoral de las generales, genera algunas 'interferencias', que se plasman en cambios de tendencia de algunos grupos parlamentarios a la hora ... de votar. Así, Vox auxilió al PP en la elección de la presidenta del Parlamento, pero votó –con el PSOE– en contra de la investidura de Buruaga, y parece que hará lo mismo hoy en la elección del senador autonómico. La falta de entendimiento entre PP y Vox, amén de la estrategia nacional, obedece a una cuestión más doméstica: la absoluta falta de sintonía entre sus dos números uno, María José Sáenz de Buruaga y Leticia Díaz. Es la consecuencia de las viejas heridas abiertas en el tormentoso 12 Congreso Regional del PP. Ganó Buruaga con un 50,22% de los votos, y el partido se rompió. De compañeras en el Gobierno presidido por Ignacio Diego a rivales irreconciliables. Aquellas heridas no se curaron, y aún hoy algunos 'dieguistas' que permanecieron en las filas populares tienen que escuchar pullas del tipo de «tú eras de Nacho Diego». En ese escenario de falta de entendimiento del bloque de derechas, aparece intermitentemente un PRC que un día está a punto de jugársela al PP con un pacto con los socialistas, once después permite la investidura de Buruaga, para diez más tarde aparecer la esposa de Revilla en una palmaria escenificación de respaldo a Pedro Sánchez en su mitin en Santander, en plena lucha PP-PSOE por los votos regionalistas, huérfanos de candidatura. Los que pasen de los 60 recordarán la yenka, un popular baile que decía «izquierda, izquierda, derecha, derecha». El PRC parece haberlo recuperado este verano. Hoy nuevo cambio: permitirá la elección del senador del PP. Apoyos intermitentes ¿a cambio de qué?

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