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Uno. Hablar de desigualdad social es referirse a qué sociedad hemos construido y qué mundo queremos para nuestros hijos. La pobreza, la exclusión social, no son solo temas de políticos. Todos los ciudadanos somos responsables. Aunque, obviamente, los poderes, las instituciones, las empresas y las ... organizaciones sociales tienen una especial responsabilidad
El término 'desigualdad' es polisémico, y hace referencia a un asunto sistémico. Cuando se habla de desigualdad social hay que referirse a pobreza, a explotación, a marginación, a discriminación; y, en el otro extremo, hay que referirse a solidaridad.
El asunto alude a la economía (al modelo económico) y a la política (al orden social), y al modelo de sociedad, de convivencia. Y en la base están los valores: el propósito de la vida en común, las relaciones con los otros y con el medio ambiente.
Por justicia, y para procurar una sociedad más cohesionada, debemos debatir sobre la desigualdad de la riqueza, la desigualdad por sexo, raza, etnia o religión, la desigualdad en el acceso a la educación, a la cultura y a la sanidad, la desigualdad en el acceso a los recursos y las tecnologías de información y comunicación, y la desigualdad que sufren muchos ancianos y muchas personas con alguna discapacidad. Efectivamente, las desigualdades-injusticias-retos son muchos en la actualidad.
Dos. La sociedad humana tiene una historia bifronte. Un rostro muestra los fabulosos avances científicos y técnicos, los enormes progresos en la calidad de nuestra existencia material, y los avances en la lucha contra las enfermedades, y el gran aumento de la esperanza de vida. Hemos creado belleza en la música, en la literatura, en el arte… Hemos producido conocimientos en todos los campos. Y, sí, también, hay magníficos ejemplos de solidaridad. Pero el otro muestra el horror de la guerra, la explotación y el maltrato de otros seres humanos; la desigualdad y el egoísmo en las relaciones humanas. Y el capítulo de la destrucción de nuestra naturaleza muestra nuestra avaricia, torpeza y sinsentido.
El siglo XVIII supuso el inicio del gran impulso contra las desigualdades. Y en el contexto socio-político-económico de la Revolución Industrial se debatió «la cuestión social».
Marx habló de la explotación que la burguesía ejercía sobre el proletariado. Y también proclamó: «¡De cada cual según su capacidad; a cada cual según su necesidad!». León XII, en la encíclica Rerum Novarum, denunció la situación calamitosa de la clase obrera. Kropotkin, en 'La conquista del pan', dijo: «Somos ricos en las sociedades civilizadas; ¿por qué hay, pues, esta miseria en nuestro entorno?».
Con una visión distinta, T. H. Marshall propone la perspectiva de la ciudadanía; es decir, junto a los derechos civiles y políticos deben estar los derechos sociales: el derecho a un mínimo de bienestar económico y de calidad de vida conforme a los estándares de la sociedad.
Tres. En la sociedad postindustrial se habla de «una nueva cuestión social». Y desde algunos ámbitos se advierte de que algunos grupos tienen graves dificultades para la integración social: jóvenes sin trabajo (y/o trabajadores en la economía sumergida, o subempleados, o con empleo precario, o falsos becarios), mujeres con poca cualificación, personas sin hogar, emigrantes, personas con discapacidad, ancianos con gran dependencia, grupos que viven con muy pocas oportunidades de desarrollo... Entre muchos, los siguientes análisis han advertido del problema:
–En la encíclica «Preocupación por los problemas sociales», el Papa Juan Pablo II denunció que el mundo está sufriendo un proceso de retroceso. Que existe un abismo entre los países opulentos y los de Tercer Mundo. Y que en el interior de los países ricos existen grandes bolsas de pobreza. Según este documento, las causas, que son estructurales, son mecanismos económicos y sociales. También dijo que los obstáculos para vencer la pobreza son políticos y morales.
–La Fundación Foessa, en su informe «Evolución de la cohesión social», advierte que se puede cronificar la fractura social. Y señala que los Servicios Sociales son fundamentales ante situaciones de exclusión social.
Cuatro. El reto es construir una sociedad cohesionada, lograr la participación y la integración social de toda la población. El reto es que todos los ciudadanos tengan un mínimo que les garantice su bienestar. Para ello es clave la redistribución de la riqueza; y, además, deben desarrollarse políticas para la creación de empleo de calidad, y también para el acceso a la vivienda. Y son básicos los Servicios Sociales (las políticas de protección social). Y es fundamental la concienciación social, y la difusión de los valores de equidad, solidaridad y responsabilidad.
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