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En septiembre de 2020, el Presidente de Cantabria 'reveló', según la prensa del momento, el interés de una compañía francesa, IDEC, por construir en el llano de La Pasiega una fábrica de baterías que podía crear 9.000 puestos de trabajo. Con motivo de la ... visita a Cantabria de los directivos de tal empresa en enero de 2021, decían algunas crónicas, con el tiempo verbal en condicional simple, que «las obras arrancarían en 2021, con la intención de que la fábrica esté en condiciones de producir en 2023, pero antes deberá disponer de un espacio de al menos 200 hectáreas, ya sea en La Pasiega o en otro lugar».
Es claro que en 2023 no están en condiciones de producir nada ni siquiera «en otro lugar». Lo que hay anunciado ya a la altura de abril de 2023 es una fábrica de baterías de Volkswagen en Sagunto (1.000 millones, 3.000 empleos), más otra, no totalmente sustanciada, eslovaca en Valladolid (InoBat Auto, 3.000 millones y 2.300 empleos). Está también Basquevolt, en el País Vasco (700 millones, 800 empleos), proyecto tampoco del todo amarrado. La china Envision podría implantar una gigafactoría en Navalmoral de la Mata (Extremadura lo ha declarado Proyecto Empresarial de Interés Autonómico). En cuanto a otra china, BYD, con proyectos tanto de baterías como de producción de automóviles, Jesús Lastra nos contaba en estas páginas que Cantabria se ha quedado fuera de opciones: las candidatas españolas serían Asturias y Galicia. El fabricante indio Tata parece que deshoja la margarita entre Zaragoza y el Reino Unido.
Todas estas noticias tienen en común dos rasgos: en primer lugar, excepto VW, inversión ya decidida, presentan diferentes grados imaginarios acerca de las probabilidades de instalación, a veces en dependencia directa de las ayudas que reciban del nuevo PERTE del automóvil; y en segundo lugar, ninguna de ellas contempla Cantabria como escenario inversor, dos años y medio después de aquella muestra de 'interés' aireada mediáticamente. Hoy en día es imposible decir si nos tocará algún trozo de la tarta del pastel de baterías.
Es indudable que Cantabria necesita hallar su lugar en la reorganización de la industria en cuanto a los nuevos usos energéticos. Pero es más que dudoso que la manera de fomentarlo sea entrar en ebullición mediática cuando se acerca por estos pagos alguna empresa a echar una ojeada. Muchos miran un piso y pocos dan el paso de una oferta para comprarlo o alquilarlo. Igualmente, quienes miran un mapa de toda España o de toda Europa, comparan varios sitios antes de tomar una decisión. No quiere decir que vayan a 'comprar nuestro piso'.
Dentro de la industria de Cantabria, el subsector de automoción siempre ha sido muy importante. Todo esfuerzo sería poco para conservar su capacidad de seguir haciendo buenos negocios con todo el sistema de movilidad, y esto no necesariamente requiere gigafactorías de nada. Si La Pasiega es un espacio atractivo, hay que ponerla en servicio, sin que sea imprescindible lanzar un titular sobre 9.000 empleos en una fábrica de baterías que quizá al final no venga. La región está ya totalmente escamada del sumatorio de expectativas no materializadas.
Algo parecido se ha constatado, recientemente, en la eólica marina. La selección de zonas prioritarias para esa producción renovable ha quedado concentrada en Galicia y Asturias, descartándose Cantabria, salvo para instalaciones experimentales. Quizá sea irremediable (un periódico gallego indicaba que cántabros y vascos estamos en ventosa desventaja), pero durante años se ha hablado de la eólica marina como algo que podía ser relevante dentro del mix productivo sostenible de Cantabria. No lo será, aunque sí puede tener un papel interesante en la investigación. No es lo mismo inventar la rueda que fabricar ruedas.
Todo esto viene a parar en lo mismo: debemos encontrar nuestro nicho de utilidad y aprovechamiento dentro del nuevo modelo tecnoeconómico. No es lo 'mega' o lo 'giga' lo que suele ser más propicio para nuestras posibilidades reales. Eso quiere decir que tenemos que formar parte de cadenas más grandes, bien en eslabones científicos y tecnológicos o bien en acabados finales de algunas partes, o en servicios concretos a dichas cadenas. Ojalá se pueda captar alguna inversión mayor, tractora. Pero, para eso, entre otras cosas, hay que tener suelo industrial nuevo ya urbanizado y en el mercado, no siempre en veremos, en 'pesires', en papeleos o, peor incluso, en litigios. Tres años lleva Sniace en liquidación y todavía no se puede hacer nada allí. Baterías sí que nos hacen falta, pero más para mover instituciones que coches.
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